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La gala de la X edición del Santurtzine no pudo ser más redonda. Un mes después de la muerte de Andrés Benzal, vocalista y creador del grupo de hard-rock Mi Dulce Geisha, fallecido con 43 años después de convivir más de dos décadas con ... una enfermedad rara, este querido y añorado vecino de la localidad marinera se convirtió este pasado sábado en el principal protagonista de un festival del que era asiduo, y en el que había participado con varias obras a concurso.
La última, 'Los niños de la polio', se la envió a Iñigo Cobo, director del certamen, poco antes de ser hospitalizado. Un corto que relata la vida de tres afectados por esta enfermedad que causa parálisis, Iñaki Blanco, Serafín Iglesias y Mari Carmen Azcona, miembros de ADISA, Asociación de Discapacitados de Santurtzi, que cuentan su eterna lucha después de haberse infectado siendo unos niños, reclamando ser incluidos junto al resto de damnificados en la Ley de Memoria Democrática que se está desarrollando, como víctimas del gobierno franquista, al haberse negado a distribuir a tiempo la vacuna en España, y solicitando sobre todo salir del abandono en el que se encuentran por parte de la Seguridad Social, al tener que costearse ellos mismos una rehabilitación casi diaria.
Un panorama que viven al menos una veintena de personas solo en Santurtzi, y que Andrés Benzal, que como ellos tenía que desplazarse en una silla de ruedas, quiso visibilizar a través de una de sus grandes pasiones, el cine. Una obra que grabó con su teléfono móvil el pasado mes de julio, antes de las fiestas patronales del Carmen, ayudado por Igor Marcos y a veces por su propia madre, Paquita Romero, y que recibió el aplauso unánime de todos los presentes en la gala. Previamente, el pasado jueves su corto fue una de las proyecciones con mayor asistencia de esta edición del certamen, desbordando la sala de la Cofradía de Pescadores en la que fue proyectado.
Una obra especial, 'Los niños de la polio', que se llevó el premio del público, que curiosamente este año había sido bautizado con su nombre, «para poder tenerle siempre presente». «Fue bonito porque fue como una ironía, y siendo Andrés como era tan irónico, tuvo su gracia que haya sido él el primero en llevárselo», relata Iñigo Cobo, director de un festival que vivió en ese preciso instante, en el que se hizo público el fallo popular, su momento más significativo.
«Habíamos decidido que entregaran ese premio los componentes de su banda, y Emi, el dueño del bar Alboka, al que siempre iba, y que siempre reflejaba en sus cortos. Subieron al escenario y cuando les tocó abrir el sobre y leer quién se lo había llevado fue muy emotivo». Además de esa distinción, también se llevó, casi de manera unánime, la mención especial del jurado compuesto por expertos en el séptimo arte «de fuera», que desconocían el contexto y lo que supone la figura de Benzal para todo Santurtzi. «Esto le dio un valor más especial todavía», apunta Cobo.
Durante la gala, en la que estuvieron presentes sus padres, Paquita y Sito, muchos fueron los que quisieron recordar a Benzal, quien el pasado año participó en el concurso con un corto con una obra dramática sobre un peregrino, en la que se abordaban los prejuicios. «Iba probando y haciendo cosas distintas, pero siempre le ponía su sello, con su peculiar sentido del humor. Este año fue muy valiente e inteligente centrándose en la polio», apunta el director del Santurtzine, quien presume de haber compartido con el vocalista y creador del grupo Mi Dulce Geisha una bonita amistad.
Lo mismo que Iñaki Blanco, uno de los protagonistas de la pieza audiovisual premiada, que se deshace en elogios hacia Andrés, apuntando «el gran legado que deja» tras su marcha. «Nosotros queremos más investigación, que es lo fundamental, porque nadie está libre de padecer una enfermedad rara. Andrés se ha muerto hace poco, pero dentro de nada podemos ser cualquier otro, nadie estamos libre», declara, afirmando que están ultimando una moción al Ayuntamiento, junto con varias asociaciones del pueblo, para que la casa de cultura del barrio de Mamariga lleve también el nombre de Andrés Benzal. Un vecino que ha dejado una tremenda huella en Santurtzi, que aún, un mes después, sigue llorando su pérdida.
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