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Hace ya 25 años, en un intento por unificar distintos grupos que habían surgido al calor del movimientos antinuclear en Euskadi, cobró forma Ekologistak Martxan, una asociación que aglutina a personas comprometidas con el respeto al medio ambiente y su influencia en la sociedad. Defiende el entorno pero va más allá, al entender que el origen de los problemas está en el consumo abusivo y en los modelos de producción.
«Creemos que hay que arreglar las desigualdades, que el mundo no está bien repartido y que se puede hacer mejor. Debemos vivir en simbiosis y en armonía con el resto de animales del planeta, de lo contrario no vamos a sobrevivir. Cada uno tiene que aportar su granito de arena tejiendo redes, trabajando entre diferentes, entendiendo que todos somos absolutamente necesarios e interdependientes», explica Javier Vázquez, portavoz de esta agrupación en Barakaldo.
La asociación está de enhorabuena, ya que con motivo de su aniversario sus integrantes tendrán el honor de ser quienes enciendan la mecha de las fiestas de El Carmen, que arrancan el sábado día 13. Precisamente, la entidad lleva años reclamando unos festejos inclusivos, «en todos los sentidos y para todos», y este 2024 volverá a ofrecer un servicio gratuito de triciclos a personas mayores o con diversidad funcional, para moverse con comodidad por el espacio festivo.
Ekologistak Martxan, que aboga por reducir la huella de carbono de cada uno, «practicando el decrecimiento, tratando de vivir con menos, para dejar un planeta mejor a las próximas generaciones», ha llevado a cabo numerosas luchas importantes en Barakaldo en el último cuarto de siglo, algunas de las cuales continúan abiertas. La principal, sin duda, es su cruzada contra la contaminación. «Las manifestaciones más grandes aquí han sido por Sefanitro y Rontealde. También estuvo la planta de lindane, que nos dejó una herencia envenenada. Han quedado por ahí miles de vertidos y es una pelea que seguimos manteniendo», apunta Vázquez. Recuerda, en este sentido, que todavía hoy «el Nervión y sus muchos afluentes siguen sufriendo las consecuencias» derivadas de ese pesticida agrícola y sanitario.
Esta asociación, que ya fue denunciada por la defensa del arbolado urbano –sus miembros trataron de detener la tala en Serralta– es también muy crítica con la Variante Sur Ferroviaria, la línea que pretende sacar las mercancías del Puerto a Bilbao a través de un viaducto en el barrio de Gorostiza, una solución no exenta de polémica. «Hay alternativas y lo lógico no es hacer otro megaproyecto, como ocurrió con la Supersur, que no ha funcionado como decían».
Hace más de dos décadas trataron de parar la construcción del Megapark, «para salvar el último humedal de la comarca», señala Vázquez, quien aún recuerda cómo era Barakaldo años atrás. «Aquí teníamos una vega, una especie de Urdaibai, pero al final todo fue víctima de los rellenos», lamenta, antes de pedir a las Administraciones y a los vecinos «cuidar mejor de lo nuestro».
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