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Según el último recuento elaborado en Euskadi, unas 150.000 personas procedentes de Castilla y León residen actualmente en algún punto de Euskadi. Muchas de ellas llegaron hace varias décadas, en busca de un futuro mejor, como mano de obra en la pujante industria. Eso ocurrió principalmente en Bizkaia, y sobre todo en la Margen Izquierda. Precisamente en la cabecera de esta comarca, en Barakaldo, este sábado la federación vasca de centros regionales de esta comunidad organiza un sentido encuentro, que reunirá a unas 400 personas.
Gran parte de ellas serán representantes de las 18 agrupaciones que conforman la federación, la mayoría con sede en terreno vizcaíno, y que aglutinan en su conjunto a unas 7.000 personas, tal y como ha confirmado su presidente, Andoni Paredes, a este periódico. A las 11 de la mañana tienen previsto dar inicio a un vistoso recorrido con banderas y amenizado con música, que partirá de la Herriko Plaza, hasta llegar al frontón. Allí se celebrará una misma castellana y se llevará a cabo un acto institucional, con la presencia de varios representantes políticos, entre ellos Ana María Reka, directora de Gabinete y Comunicación Social del Gobierno vasco.
Con ello la localidad fabril toma el relevo de Ermua, donde el pasado año se celebró un evento similar, el primero de esta federación, de estas caracteristicas, en Barakaldo. Tras la recepción a las instituciones actuará un grupo de danzas local, Ibarra-Kaldu, y también lo hará otro procedente de Burgos.
Una jornada de hermandad, para presumir de orgullo castellanoleonés, en un municipio en el que se encuentra uno de los centros vascos vinculados a esta región más antiguos, el Círculo Burgalés, que según ha indicado Paredes, se fundó hace ya 112 años. En el municipio existen otros tres, el centro Palentino, el Salmantino y el Zamorano. Entre los cuatro cuentan en la actualidad con unos 1.400 socios. Pese a que se encuentran «muy activos» y organizan distintas actividades culturales a lo largo del año, el presidente de la federación reconoce que el cambio generacional «se está notando». «Ya no es como antes, que muchos venían de allí y se instalaban para trabajar. Nuestros hijos y nietos han nacido aquí y no tienen ese arraigo». Es por ello que tratan de atraer sabia nueva a las juntas directivas de los centros, para adecuarlos a los tiempos que corren, y con la ilusión de mantener viva su esencia.
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