Balmaseda quiere endurecer el paso de vehículos por su casco medieval

Cada vez más ciudades y municipios de todos los rincones del planeta están haciendo esfuerzos por transformarse en lugares más amables con los peatones, manteniendo ciertas zonas de sus núcleos más céntricos libres del tráfico rodado, o con vetos a los vehículos más contaminantes, para minimizar la polución y tratar así de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Todo ello gracias a la puesta en marcha de instrumentos de gestión de la movilidad, como la zona de bajas emisiones, que se estrenó en Bilbao a mitad del pasado mes de junio, y que ya tendría que estar activada tanto en Getxo como en Barakaldo.

También existen normativas propias impulsadas por los ayuntamientos, que restringen el paso de los vehículos por determinadas arterias. Balmaseda cuenta con una y el objetivo del Consistorio pasa por actualizarla y endurecerla, para proteger y liberar así a del tráfico rodado a su casco histórico, una de sus principales señas de identidad. Actualmente ya hay restricciones, pero aún así su alcalde, Alfonso San Vicente (PNV), considera que son muchos los coches y furgonetas que circulan a diario por sus calles más antiguas, las que datan de la época medieval.

«Con el sistema actual, que casi tiene 20 años, se registran más de 42.000 pasos de vehículos en las principales calles del casco histórico durante un solo mes», destaca el primer edil, una cifra que considera muy abultada, «incompatible con el tipo de entorno peatonal que se merece nuestro casco histórico, y por eso pensamos que ya es hora de mejorar la peatonalización», declara. Ayer se puso en marcha una encuesta para conocer la opinión de los vecinos del municipio encartado, que estará disponible hasta el 15 de septiembre, en la página web del Consistorio, y de manera física en distintos edificios públicos de la villa.

En 2018 se estrenó en este lugar un sistema de control de acceso, con una lectura automática de las matrículas de los coches, para garajes, residentes y autorizados, pero ahora se busca dar un paso más allá. Todo ello para mejorar la movilidad en esta emblemática zona, escenario de los mayores eventos de la villa, como el mercado medieval, el concurso de putxeras y la Pasión Viviente, y contribuir de esta manera a lograr «un entorno más saludable, amable con el comercio y la hostelería y acorde con los compromisos climáticos y legislativos actuales», afirma San Vicente.

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