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Recién estrenado el 2023 la vida de Delfín Arregui, con 90 años, ha llegado a su fin. Querido vecino de Balmaseda, su figura forma ya parte de la historia de la localidad encartada, después de haber sido uno de los principales impulsores del concurso de ... putxeras. Un certamen gastronómico que ideó en 1971, que dio más nombre al municipio vizcaíno y que ha terminado por replicado en casi 300 puntos de España.
'Fintxu', como se le conocía sobre todo en la juventud, nació en Gordexola pero con tan solo cinco años se instaló ya con su familia en Balmaseda. Su padre tenía una empresa de camiones, Transportes Arregui, y participó en las obras de construcción del pantano de Ordunte. Delfín trabajó con él, y contaba que ya conducía camiones con tan solo ocho años.
Al volante de uno de ellos se pasó un tiempo trasladando muebles a Bilbao de las numerosas fábricas que se instalaron en la localidad, hasta que decidió montar una tienda en la capital vizcaína, Muebles Deusto. Todos los días comía en un restaurante cercano a su negocio, donde se juntaba con varios amigos, compartiendo mesa y mantel en ocasiones con el exportero del Athletic José Ángel Iribar.
En una ocasión, entre plato y plato, hablaron del concurso de paellas de Aixerrota y surgió la posibilidad de hacer ellos lo mismo pero con putxeras. Una idea que salió adelante con Delfín como uno de sus principales impulsores, junto con los también empresarios Javier Elorrieta, José Ramón Odriozola, Constantino López y Marcial Sainz, además de Jesús Corino, concejal en ese momento del Ayuntamiento de Balmaseda.
Curiosamente 'Fintxu', a quien junto al resto homenajearon este pasado año en el 50 aniversario del certamen, no llegó nunca a participar en el concurso. «No era cocinillas», revela a este periódico su único hijo, también Delfín, quien destaca de su aita su carácter «sociable». «Era un hombre muy popular y tenía mucha inquietud por el pueblo, por darle más valor». Entre sus amigos se encontraba el exjugador del Athletic recientemente fallecido Txetxu Rojo. «Le compraba muchas botas de fútbol en Francia, en los muchos viajes que hacía».
Con dos nietos, Ander y Amaia, los más mayores del lugar también se acordarán de 'Fintxu' por su faceta futbolística. Y es que defendió en la década de los cuarenta y cincuenta la camiseta del Balmaseda, como central, con el cinco a la espalda. «Le llamaban 'tuercebotas', las destrozaba mucho», recuerda con una sonrisa su hijo.
Fiel seguidor del Athletic, fue pelotari en su juventud y entre sus hazañas también se encuentra la de haber sido el primero en subir al monte Kolitza en moto. Una fortaleza física que mantuvo hasta que la edad le postró en una silla de ruedas.
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