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Diana Martínez
Portugalete
Jueves, 20 de abril 2023, 19:24
El emblemático asilo de Portugalete está pasando por una situación «crítica». Así lo dejaron patente este jueves Borja Marín, director del hospital Glorioso San Juan Bautista –como realmente se llama el asilo–, y Rubén Las Hayas, de la Junta de esta entidad bicentenaria, quienes, a ... pesar de la situación, remarcaron que «no estamos cerrando». La institución privada arrastra un déficit de 4 millones de euros en los últimos años. «La consultoría nos ha dicho que no podemos seguir así. La diferencia entre gastos e ingresos es tremenda, y si no tomamos medidas podríamos cerrar en diez años». Para ello, se ha presentado un plan de viabilidad económica. ¿Qué recomienda? Desprenderse de lo que no aporta beneficios, esto es, enajenar los pisos y locales no rentables de un patrimonio valorado en 11 millones de euros.
El informe económico remarca lo siguiente: «El hospital posee activos inmobiliarios ubicados en Portugalete con una valoración de mercado aproximada de 11 millones de euros. Deduciendo los gastos propios de la actividad inmobiliaria, los de comunidad, las primas de seguros, gestiones, derramas, etc., la rentabilidad obtenida por el arrendamiento respecto a su valor de mercado es del 4%. Si se quitan todos los gastos, el resultado total es una media del 1,4% de esos 11 millones, por lo que se considera que los activos inmobiliarios menos rentables deben ser liquidados para acumular un mayor volumen de activos financieros».
Sin contar con el propio espacio de la residencia, el asilo cuenta aproximadamente con una treintena de viviendas, trece locales y veinte parcelas de garaje repartidas por toda la villa. ¿A qué se debe ese número de patrimonio? «Había algunos usuarios que, al morir, dejaban su vivienda al asilo, pero no es suficiente para subsistir». El inmueble «más rentable» es el situado en la calle Víctor Chávarri, especificó Marín. Los alquileres tienen un precio «normal de mercado», e incluso los han bajado. Aún así, varios de sus patrimonios están desocupados actualmente y otros han acabado cerrando. «Antes de tener vacío el piso o el local, tenemos que seguir bajando las cuotas. Y ni aun así se alquilan».
La entidad, del siglo XVIII (su primera Junta data de 1783), fue gestionada por una congregación religiosa, pero por cuestiones de edad, falta de vocación y la pandemia del Covid-19, las monjas han ido desapareciendo. Sustituirlas ha conllevado variaciones al incluir las exigencias legales de la Diputación acerca de los perfiles profesionales de una residencia, como trabajadores sociales, fisioterapia, etc. «Eso requiere un gran esfuerzo económico de la institución», agregó Marín.
Otra de las posibilidades que recomienda el plan de viabilidad es subir las cuotas. Actualmente el hospital cuenta con unos 70 residentes (que pagan un 80% de su pensión) y 54 empleados. En ese sentido, a los usuarios actuales se les dejará la misma cuota pactada en su momento, pero para los nuevos miembros habrá nuevas tarifas. «Nos recomiendan subirlas un 10%», explicaron desde la Junta.
Por otra parte, con el fin de aprovechar los terrenos aledaños al asilo donde actualmente solo hay hierba, se baraja la posibilidad de que, mediante un convenio con el Ayuntamiento, se creen huertos escolares potenciando así un proyecto intergeneracional.
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