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ANE ONTOSO
Barakaldo
Viernes, 20 de enero 2023, 00:43
«Busco el bienestar emocional de las personas». Jon Barrueco Gutiérrez, baracaldés de 32 años, acaba de recibir el premio QIA internacional en Educación con la aplicación para detectar casos de 'bullying' de forma precoz. Ideólogo y desarrollador técnico de este proyecto pionero, ha competido ... contra más de 700 propuestas de todo el mundo y acaba de ver reconocida internacionalmente «la Inteligencia Artificial aplicada éticamente en el sector educativo para cuidar de nuestro alumnado».
Una proeza que tiene su origen en crudos episodios de su experiencia vital. Primero, porque «de niño sufrí 'bullying'. Sacaba buenas notas y en esa época estaba un poco gordito, era la diana perfecta. No me afectó, pero siempre lo he tenido ahí». Una vivencia que se suma a la pérdida de su madre, Pili, en seis meses por un cáncer terminal. «Estaba muy unido a ella –confiesa–. Cuando estaba en cuarto de teleco, el médico nos dijo que le quedaban semanas de vida. Fue un golpe desastroso».
Lejos de tirar por la borda años de estudio, encajó el impacto y prometió a su progenitora que no bajaría el ritmo en su nivel académico. «Iba corriendo a la uni para aprobar con la mejor nota posible y volvía para aprovechar el tiempo con ella –evoca–. Estaba en la cama y yo desde el suelo le daba la mano mientras estudiaba». Barrueco sacó la mejor nota del curso, fue galardonado con el premio IDOM al mejor expediente en cuarto y quinto curso de carrera y sacó matrícula en el proyecto final. Su familia y su novia Bego, que tanto le han ayudado, podían sentirse orgullosos.
Cumplió su palabra con creces. porque, aparte de sacarse la Ingeniería en Telecomunicaciones, fue 'cum laude' en su Doctorado y Mención Internacional en la UPV. «Se me encendió algo dentro de mí», relata. Su último año de investigador, sin embargo, se empezó a plantear: «¿Para qué sirve lo que estoy haciendo?». Se trataba de desarrollar la TDT en Norteamérica. Quería ir más allá.
Había llegado a una fuerte depresión. Sus experiencias le estaban pasando factura y fue el punto de inflexión. Se dio cuenta entonces que el alumnado de FP, del que es profesor, –y compagina con investigación en el centro Somorrostro– a menudo venían «con la mochila cargadita de problemas». Así que aprovechó sus conocimientos autodidactas sobre Inteligencia Artificial y creó la herramienta que descubre acoso escolar de manera temprana. «Todas las que había era con el caso ya detectado y enraizado», explica.
La aplicación, en castellano, euskera e inglés, dispone de un sencillo y efectivo cuestionario anónimo de 35 preguntas creado por un equipo de psicología del centro Nazaret, que se rellena por cada alumno. Gracias a un entrenado algoritmo, es capaz de «descubrir patrones ocultos entre miles y miles de datos que un ser humano no puede ver». Un semáforo indica al docente qué «ruido» tiene su aula para prevenir o poner protocolos en marcha.
Barrueco, además, tiene otro proyecto en paralelo a empresas para testar el bienestar emocional de su plantilla. Ahora busca «tiempo y recursos para sacarlos al mercado». Sin pretensiones económicas. De hecho, el código de su app «es libre». Él ya ha ganado: «Ama, mira lo que estoy haciendo por todo lo que me enseñasteis –agradece–. He sentido una alegría enorme».
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