Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Diana Martínez
Santurtzi
Lunes, 3 de febrero 2025, 12:33
Hay amores que duran toda una vida. Por muchos baches que se encuentren en el camino, el afecto y la confianza mutua prevalecen por encima de todo, dejando a su paso una relación cada vez más unida. El ejemplo perfecto es la gran pareja que ... hacen José Manuel Lorente Barbat y Elena Iglesias Guerra, que a sus 98 y 96 años, respectivamente, están de enhorabuena.
Celebran sus bodas de brillantes, esto es, 75 años de casados. Una meta difícil de conseguir, no está al alcance de cualquiera alcanzar esta efeméride. Pero a pesar del tiempo transcurrido, este matrimonio sigue tomándose de la mano con la misma ternura que el primer día y dedicándose amables sonrisas llenas de amor, respeto y complicidad.
¿Cuál es el secreto para mantener viva la llama durante tantos años? «Aunque como sucede en todo matrimonio haya opiniones distintas, siempre se han respetado y querido mucho, teniendo como base una buena comunicación que hoy en día mantienen», cuenta a este diario Idoia Setién, nieta de la pareja. De hecho, afirma, «todavía siguen intercambiando sonrisas y gestos de complicidad». Más de siete décadas después de darse el 'sí quiero', el tiempo parece haberse detenido en sus corazones.
Con cariño y humor, José Manuel y Elena siguen demostrando ser esa pareja de jóvenes enamorados que se conoció en 1945: mantienen el mismo espíritu jovial y, sobre todo, lo que más les caracteriza, la bondad. «Son dos personas con muy buen corazón, tanto entre ellos como hacia los demás, lo que les ha unido mucho. Se preocupan por la familia, hay mucho apoyo y sentido del humor», recalca con orgullo su nieta.
Esta historia de amor comenzó hace ocho décadas. José Manuel creció en Portugalete, en la calle Santa María, donde conoció a Elena. Ella había nacido en Ortuella pero, tras la guerra, se trasladó con su familia a la villa jarrillera, concretamente al barrio de Buenavista. Su amor surgió como muchos otros de la época: bailando en el txitxarrillo de la localidad jarrillera. Saltó la chispa y, tras cuatro años de novios, se embarcaron en la aventura del matrimonio.
Como era habitual en aquella época, la pareja se casó joven. Cuando se dieron el 'sí quiero', el 26 de mayo de 1949, él tenía 23 años y ella sólo 21. José Manuel era todo un artista, se dedicaba a pintar barcos y grúas. Por cuestiones de trabajo ambos tuvieron que viajar a Ferrol al día siguiente de su boda. También vivieron en Cádiz por motivos laborales.
No fue hasta 1956 que volvieron a Euskadi y se instalaron finalmente en Santurtzi. Durante este tiempo, el matrimonio ha superado todos los baches de la vida con humildad y una visión positiva, y han formado una gran familia: tienen siete hijos, nueve nietos y trece biznietos. Y todos ellos se reunieron para celebrar por todo lo alto las bodas de brillantes.
José Manuel y Elena son un ejemplo a seguir para su familia. De amor, de superación, pero también de ser buenas personas. «Nuestros abuelos nos han enseñado un montón de valores. A respetar a los demás, a intentar ser las mejores personas posibles, a tener confianza y mostrar respeto por tu pareja... Aunque surjan discrepancias en ciertos temas, siempre hay que intentar solucionar los problemas haciendo gala de una comunicación abierta. Todos los primos hemos aprendido eso de verlo en casa», desliza Setién.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Así es el ciclo diario de la melatonina, la hormona que te ayuda a dormir
Yolanda Veiga e Isabel Toledo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.