AZAHARA GARCÍA
PORTUGALETE.
Jueves, 25 de julio 2019
La convivencia entre diferentes culturas es totalmente posible y enriquecedora. Lo han demostrado durante casi dos semanas los seis grupos de baile que han participado en el XLV Festival Internacional de Folklore de Portugalete. Personas de lugares tan lejanos como Tahití, Sri Lanka, Serbia, Cuba, Armenia y el propio 'talde' Elai Alai han cohabitado con los vecinos de la villa, aprendiendo unos de otros. «Este evento tiene dos caras, de puertas para afuera, mostramos nuestras costumbres al mundo y de puertas para adentro, las integramos con las del resto de participantes», afirmó ayer Ohiane Rengel, miembro del grupo vasco.
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Un hermanamiento entre naciones que fue escenificado en un acto celebrado ayer alrededor del retoño del Árbol de Gernika que el municipio posee junto a la Torre Salazar. Allí, los grupos depositaron un puñado de tierra traído de sus respectivos países mientras el resto de los integrantes entonaba cantos típicos de su cultura.
«Es un honor que una parte de Cuba se quede para siempre en el País Vasco», confesó Junior Agüero, integrante de esta agrupación. Aseguró haberlo pasado «realmente bien», los días que ha pasado en la villa, donde han tenido tiempo para trabajar y para hacer turismo. «Hemos visitado el Puente Colgante y nos ha gustado mucho», aseguró el bailarín cubano. Para esta compañía, más allá de interpretar sus coreografías, el principal objetivo que persiguen es el de conocer y disfrutar de nuevos lugares y personas diferentes. «Lo hemos logrado con creces, aquí hemos hecho amigos para toda la vida», explicó Agüero.
Amistades que traspasan las fronteras del idioma. Más o menos en todos los grupos hay alguien que habla inglés. Aunque las comunicaciones han estado presididas por el lenguaje internacional de la mímica. «Entre chapurreos en inglés, castellano y los gestos nos entendemos perfectamente», explicó Ohiane Rengel. Esta integrante de Elai Alai comentó que «quizá con Tahití ha sido un poco más complicado porque ellos hablan francés, pero hay una bailarina que sabe castellano y ella traduce», puntualizó.
Kalolaine Liault es el nombre de la interprete oficiosa de la Polinesia. «Nos habían dicho que aquí llueve y hace frío, pero hemos estado en la piscina y todo», declaró entre risas. Una alegría por la que se caracteriza Tahití y que han querido contagiar a los vizcaínos. «Hemos querido mostrar nuestros colores y nuestra luz a la gente de Portugalete», explicó la joven artista.
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