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Diana Martínez
Muskiz
Martes, 21 de mayo 2024, 15:14
Con un gran alivio. Así es como se siente la familia del miliciano Adolfo Cengotitabengoa, cuyos restos encontró la sociedad de ciencias Aranzadi en una fosa común de Amorebieta. Tras recibir la llamada del milagroso hallazgo, un mar de lágrimas y sentimientos de paz, descanso y sosiego abordó a los allegados, que «por fin» saben «dónde llorar» su pérdida, recalca José Ángel Cengotitabengoa, nieto del miliciano, vecino de Muskiz, que «dio su vida por la libertad».
Los restos del muskiztarra, que serán enterrados hoy junto a su mujer (Victoria Prada), descansan por fin en su pueblo natal, 87 años después. «El alivio de encontrar a nuestro aitite tras tantos años es inmenso», expresa José Ángel, quien junto a sus primos José Antonio León Cengotitabengoa y Araceli Cengotitabengoa, nietos también del miliciano, han comparecido en el Ayuntamiento, junto al alcalde, Eduardo Briones, para exponer su caso y hacer un llamamiento a todos aquellos que perdieron a un familiar durante la Guerra Civil. «Animamos a que den su ADN a Gogora –el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos– para encontrarles, porque estas cosas ocurren».
Y así les ha sucedido a ellos, que dieron sus muestras en 2017. El pasado mes de abril tuvieron que realizar un segundo cotejo para confirmar la vinculación del miliciano y, efectivamente, «dio resultado», se congratulan. De esa manera han podido dar con los restos de Cengotitabengoa, fallecido en el frente de Barazar el 7 de abril de 1937, en plena Guerra Civil, a escasos veinte días de cumplir 31 años. Formaba parte del batallón Perezagua, de quien los nietos cuentan con una fotografía en blanco y negro, pero desgraciadamente no pueden identificar a su abuelo. «No tenemos ninguna foto de él y nuestros padres apenas le recuerdan porque eran muy pequeños cuando se fue a combatir. Mi madre solo le recuerda como un hombre alto», explica José Antonio.
El miliciano partió a la guerra dejando atrás a su mujer, de 31 años, y sus cuatro hijos de 7, 5, 3 y 1 años. «Dos –los más pequeños fallecieron– no tenían recuerdos de su padre y los otros dos, muy escasos», señala José Ángel, quien mantiene que «siempre hemos estado con las dudas de dónde podría estar, pero el alivio ahora es muy grande, es un descanso muy bueno haberlo encontrado».
El hallazgo de Aranzadi ha permitido descubrir que Cengotitabengoa falleció en la batalla, ya que sus restos aparecieron con ropa. «Hay quienes no están vestidos y con miembros amputados, que son los que pasaron primero por el hospital y al fallecer les enterraron en la fosa». Elena, de 94 años, la hija mayor del miliciano, «ha llorado mucho al saber que por fin han encontrado a su aita», expresa su hijo, José Antonio. Vitori, de 92, está «en una nube». «Han vuelto a brotar unas lágrimas que estaban secas», apunta José Ángel.
Estos nietos han vivido la ausencia que sufrieron sus padres, y por fin le dan punto y final. Lo que sí tienen todos en mente es lo «valiente» que era su abuelo, resalta Araceli. Además, «era propietario de una cantera en Ortuella y no paraba de trabajar, era muy emprendedor».
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