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Diana Martínez
Santurtzi
Viernes, 10 de marzo 2023, 17:17
El 'Agurtza' recupera su esplendor. Es una de las últimas embarcaciones de madera de pesca tradicional que quedan en la costa vasca –hay otra en Pasaia, el 'Matter'– y la única visitable en Bizkaia. Y, como tal, es uno de los principales reclamos turísticos de ... Santurtzi. El pasado verano recibió unas 3.000 visitas. Construido en 1968, este recuerdo vivo del pasado estuvo destinado a la pesca de superficie durante la segunda mitad del siglo XX. Debido al deterioro por el paso del tiempo y su continua exposición en la zona de mar, se enfrentó a una reforma integral que comenzó el pasado septiembre y ya ha culminado. Una actuación incluida en el plan de relanzamiento de zonas de actuación preferente (ZAP) para la recuperación del patrimonio industrial.
«Queríamos poner en valor el 'Agurtza', renovar de forma potente esta instalación que da servicio a los turistas de Santurtzi», ha señalado este viernes el concejal de Turismo, Joseba Ramos, durante una visita al museo-barco. Los trabajos, que han corrido a cargo del Gobierno vasco mediante una subvención de 250.000 euros, han conformado la sustitución de la madera en mal estado, reparación y pintado del conjunto del casco, así como de la cubierta, entre otras actuaciones de mejora.
Las visitas guiadas a este monumento del pasado ya han comenzado. «Lo que más le sorprende a la gente es cómo siendo una embarcación que se ve tan pequeña desde fuera resulta ser tan grande por dentro, y es que el barco no solo era un lugar de trabajo sino también una vivienda, podían estar hasta veinte días en la mar», ha explicado Gaizka Medina, técnico de Turismo. Los interesados en ver de cerca esta embarcación podrán hacer las reservas para los fines de semana y festivos, a las 11.00 y 12.30 horas, a un precio de 2,50 euros. No obstante, las visitas de los sábados a las 11.00 serán gratuitas en marzo debido a que este es el mes de los museos de la costa vasca.
El 'Agurtza' conserva la esencia del pasado marinero de Santurtzi, municipio que fue durante años uno de los puertos pesqueros más activos del mar Cantábrico. El interior de las instalaciones muestra cómo la pesca fue cambiando con el paso de los años. Hasta principios del siglo XX se realizaba con traineras, que fueron desplazadas primero por los barcos a vapor y posteriormente por embarcaciones a motor –en madera principalmente y luego en hierro–. En su época de mayor apogeo, se alcanzó el medio centenar de aquellos navíos de madera, con casi 200 personas dedicadas a la pesca.
Una vez convertido en un centro de interpretación de la pesca, las populares visitas guiadas al 'Agurtza' permiten descubrir el arte de la pesca del bonito del norte y el modo de conservar el pescado. También se muestran los aspectos principales de la vida a bordo del navío, la función de los grumetes o la labor de los maquinistas, así como el puente de mando desde donde el patrón dirigía la embarcación, relata Medina. Además, se hace mención al trabajo de las mujeres en tierra, que se encargaban de la venta del pescado y de la reparación de las redes.
La reparación a la que se ha sometido el 'Agurtza' persigue potenciar y fomentar los emblemas turísticos-culturales característicos del municipio. En ese sentido, el museo-barco no ha sido el único beneficiado por el plan para las ZAPs. Previamente, el pasado ejercicio, se llevó a cabo la regeneración completa de la antigua locomotora a vapor expuesta al aire libre junto a la estación de Renfe.
Desde enero, la locomotora Borsig AHV-12 luce una nueva imagen tras una renovación que tenía como fin consolidarla como elemento patrimonial que recuerde los años de esplendor de la industria en la comarca. Esta actuación contó con una partida de casi 50.000 euros subvencionados íntegramente por el Ejecutivo autonómico. Expuesta a la intemperie, la máquina no se encontraba en óptimas condiciones pues no había sido sometida nunca a una restauración. Ramos ya explicó entonces que «estaba en un punto sin retorno. O se procedía a invertir en mantener este patrimonio histórico o en poco tiempo habría que olvidarse de él». Y esa no era una opción, pues este monumento del pasado tiene un «valor sentimental para los santurtziarras», ya que un porcentaje amplio de la ciudadanía trabajó en la actividad siderúrgica de Altos Hornos.
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