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ruth quevedo
Lunes, 10 de octubre 2016, 16:21
El cáncer de los saqueos no deja de arrastrar por el fango el brillante pasado de la Babcock & Wilcox. Esta emblemática factoría vizcaína es hoy un dantesco hipermercado de chatarra. Y el último robo ha tenido como protagonista la pasarela aérea encargada de conectar las ... instalaciones de la empresa, en el barrio de Elguero, con la sede de la fábrica, radicada en Galindo.
En un primer momento, los cacos la tomaron con los escalones para acceder a la plataforma, pero después «empezaron a cortar las columnas» que sujetaban el puente, un paso elevado sobre la carretera Bi-3746. Cuando la Ertzaintza lo descubrió, alertó al Ayuntamiento de Trapagaran del peligro que suponía: en cualquier momento podía desprenderse algún elemento y caer a la vía. El Consistorio decidió desmontar la estructura de manera inmediata.
La actuación, ejecutada de forma subsidiaria la madrugada del miércoles al jueves, ha supuesto a las arcas públicas más de 13.000 euros con escasas perspectivas de cobro, puesto que la firma trapagandarra se encuentra inmersa en un concurso de acreedores desde 2012. De hecho, la administración concursal incumple sistemáticamente su obligación legal de garantizar la seguridad en las instalaciones alegando falta de medios económicos.
«¿Hasta cuándo?», se preguntó este lunes el alcalde Xabier Cuellar. Visiblemente contrariado el primer edil cargó contra la empresa:«La gestora actual nos ha generado bastantes quebraderos de cabeza y muchos gastos desde que empezó el desvalijamiento». A los 13.000 del desmontaje de la pasarela la semana pasada, hay que sumar cerca de 36.000 más en los últimos años.
A fondo perdido
Este verano, el Consistorio tapió las puertas y ventanas de las oficinas generales, una actuación tardía y polémica. Llegaba después de que las instalaciones fuera desmanteladas y pasto de las llamas en varias ocasiones, para disgusto de los vecinos. No menos críticas fueron la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública (AVIOP) y el portavoz del Grupo Mixto en las Juntas, Arturo Aldecoa. La inversión municipal, entonces, supuso 8.000 euros.
Antes, en 2014, el vandalismo y la llegada de okupas habían provocado el bloqueo de los accesos a la antigua escuela de aprendices. Una medida que supuso un coste cercano a los 15.000 euros. Mientras estas facturas se amontonan en algún cajón de la empresa, el regidor local recordó que La Balco también «acumula una deuda de unos 800.000 euros por el impago del IBI». La historia, por desgracia, continúa y «sabemos que será complicado recuperar el dinero gastado».
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