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Aida M. Pereda
Lunes, 11 de julio 2016, 11:13
José Luis García del Monte parece tan noble como la madera sobre la que trabaja. Este frutero de Portugalete, vecino de Kabiezes nacido en Ortuella hace 53 años, comenzó a tallar bajorrelieves en un intento de «regresar al pasado», disfrutar de sus lugares más queridos « ... con toda la fuerza del arte» y poder palpar con los ojos lo que palparían sus manos. Hasta el 21 de julio muestra en la Casa Torre de Santurtzi una docena de paisajes en madera de nogal que remiten a rincones muy conocidos de la localidad marinera, Portugalete, Bilbao y otras localidades cercanas.
«Todo mi trabajo es fruto de mi carácter autodidacta y de la búsqueda de un medio de expresión que se saliera de los convencionalismos», explica. Así, hace cinco años, decidió probar con esta técnica, ya que siempre ha sentido pasión por la madera. «Toda la vida se me ha dado bien dibujar, pero me he tirado igual 25 años sin coger un lapicero. Sin embargo, me puse a ello, empecé a jugar con las gubias y estoy muy contento con el resultado», destaca.
Tras iniciarse en esta técnica tallando dos barricas de roble, consiguió hacerse con un montón de tablones de nogal tras llegar a un ventajoso acuerdo con un ebanista ya jubilado. Del Monte comenzó entonces a dar rienda suelta a imágenes únicas. «No están basadas en fotografías, sino en composiciones propias que hago yo sobre un determinado lugar al que voy dando vida poco a poco», señala.
En este proceso es muy importante contar primero con un boceto que ha dibujado previamente partiendo de documentación previa que se encarga de recopilar. «Tengo que darle las gracias a Jon Fernández García de Iturrospe, que tiene un blog histórico sobre Santurtzi y me ha pasado bastante información para hacerme una idea fidedigna de cómo era la localidad en el siglo pasado», indica.
El antiguo camino de la Virgen del Mar en Mamariga; el puerto pesquero de Santurtzi, entre la Iglesia y el Ayuntamiento, cuando estaba sin rellenar; el desaparecido palacio de Aurora Vildosola, junto al batzoki, son algunos de los históricos protagonistas de sus cuadros. Siguiendo la ría, pero desde la orilla de Las Arenas, ha retratado también al Puente Colgante, con las casas señoriales de Portugalete al fondo y una embarcación cruzando por debajo mientras una pareja vestida de época contempla la escena.
Hasta 200 horas de trabajo
También ha dado vida al puente de Deusto de Bilbao en una situación difícil de ver hoy en día. «Es una vista un poco nostálgica, con el Txinbito pasando y el puente abierto para facilitar el paso de las embarcaciones, como antes, pero he añadido al fondo un toque actual con el Guggenheim y el puente de La Salve y en primer plano aparece una pareja paseando y un hombre pescando», explica. Y es que no falta detalle en sus cuadros, por lo que no es de extrañar que en una sola obra pueda llegar a invertir hasta 200 horas de trabajo.
Entre las piezas que se exhiben en la Casa Torre, el visitante también podrá disfrutar de los dibujos en madera representando a un grupo de aizkolaris frente al Anboto, las labores de siega en el campo, la caza de ballenas de los arponeros mar adentro, o una panorámica de Puentedey, en Burgos, la ermita de San Juan de Gaztelugatxe y el mar enrabietado en una tormenta bajo el cielo de Castro Urdiales.
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