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Tres lustros después de que se presentase el primer proyecto de relleno parcial de la mina de Gallarta -conocida como Concha II o Bodovalle-, los ... trabajos arrancarán a principios de año, tras recibir el visto bueno definitivo del Gobierno vasco. Se sellarán cuatro de las 30 cámaras excavadas en las entrañas de este barrio de Abanto. Puede parecer poco, más si se tiene en cuenta que, sumando las galerías existentes, se superan los 50 kilómetros de longitud. Sin embargo, es lo que los estudios consideran suficiente para garantizar la seguridad y, sobre todo, la estabilidad del terreno, que ya se ha visto afectado por varios hundimientos.
Las cifras del plan son apabullantes y muestran la magnitud del colosal vaciado que exprimió este subsuelo rico en mineral de hierro: se verterán en la antigua explotación más de 300.000 toneladas de material inerte, que exigirán el trasiego de al menos 15.000 camiones-bañera de veinte toneladas cada uno.
Según el proyecto elaborado por Agruminsa, la sociedad que explotó el yacimiento hasta 1993, el relleno se hará desde el exterior, a través de agujeros verticales de más de 200 metros de profundidad -desde la superficie hasta llegar a las cavidades, algunas con 52 metros de alto y 130 de largo en varios puntos-. Los orificios serán estrechos, apenas medio metro de diámetro, por lo que el material deberá reducirse a un granulado «inerte y con todas las garantías que marca el Gobierno vasco».
el proyecto
Fuentes de Agruminsa matizaron que tanto el número de aberturas como el origen de los residuos los concretará la empresa adjudicataria del concurso. La compañía analiza las ofertas recibidas y espera firmar el contrato «a principios de enero». Según las mismas fuentes, unas semanas después arrancarán los trabajos, «que durarán 15 meses». El precio de licitación roza los nueve millones de euros.
Las cámarsa más grande a rellenar están cerca del espectacular boquete que dejó la parte de la mina Bodovalle que se explotó a cielo abierto. Se encuentran a más de 140 metros de profundidad bajo la Avenida del Minero, entre las dos rotondas de la carretera que pasa junto a la parte alta de la excavación. Solo en ellas se verterán más de 215.000 toneladas de material, hasta colmar «en torno al 70% del hueco existente, el relleno suficiente para garantizar la estabilidad del suelo».
La segunda gran zona subterránea a apuntalar se ubica en el barrio de La Era, a 500 metros del punto alto de la corta. Se volcarán 70.243 toneladas de material granulado. La C1, más pequeña y cercana a las dos primeras, requerirá otras 14.858 toneladas.
La ingente cantidad de hierro que se extrajo de esta mina (la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial calcula que se sacaron catorce millones de metros cúbicos de mineral) genera problemas de estabilidad en la superficie desde hace décadas. En marzo de 1999 provocó un socavón del tamaño de un campo de fútbol, que se 'tragó' una casa y parte de un desguace.
fin de ciclo
El segundo gran derrumbe se produjo en abril de 2000, aunque entonces no afectó a la superficie. Y un tercero tuvo lugar en el mismo sitio que el primero en junio de 2004, pero con menores dimensiones: un agujero de tres metros de longitud y 23 de profundidad que cerró la carretera que va al polígono industrial El Campillo hasta febrero de 2007.
Fuentes de Agruminsa remarcaron que, tras estos trabajos y la restauración de las zonas donde se intervenga en superficie, su objetivo es «abandonar la explotación definitivamente». En cualquier caso, si surgiesen complicaciones en el futuro, «cumpliremos con lo que nos requiera la autoridad minera».
300.000 toneladas de material se volcarán en agujeros que se harán desde la superficie hasta más de 200 metros de profundidad.
Agruminsa ya realizó en 2009 una prueba piloto de relleno de una de las cámaras, aunque el proyecto se paralizó, entre otras razones, por la protección de la mina Concha II en 2011, tras su calificación como Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Monumental. No en vano, se trata del mayor yacimiento a cielo abierto que existe en Bizkaia. Fuentes de la compañía minera recuerdan que los trabajos que se van a realizar ahora no afectan para nada a la corta y que se ajusta a las exigencias del decreto protector. El propio Departamento de Medio Ambiente del Ejecutivo autonómico blindó su conservación todavía más al declarar todo el entorno de la Zona Minera como Biotopo Protegido en 2015. Se trata de una superficie de 957,5 hectáreas entre Güeñes y Galdames, donde se explotaron numerosos filones de hierro hasta bien entrado el siglo pasado.
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