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Almudena Celles, lleva más de dos décadas en el mundo del yoga. Maestra certificada en diez formaciones, su primer acercamiento a este ámbito comenzó como hobby, cuando se dedicaba al ajetreado mundo de la moda. En un viaje a Madrid recibió un masaje cráneosacral para liberar tensión. Conoció otro mundo. La experiencia le sirvió para soltar la presión que llevaba acumulada y que comenzaba a pasarle factura. Interiorizó que el yoga pasaría a formar parte de su vida. Durante varios años residió en México donde profundizó en la disciplina originaria de la India mientras se dedicaba al sector de la Ingeniería. El país ha sido durante muchos años puerta de entrada del conocimiento de los grandes maestros hindúes. Entonces, dio un giro a su vida y comenzó a consagrarse en cuerpo y alma a aprender todos los entresijos de la práctica espiritual. «Llegó un momento que decidí dedicarme únicamente a lo que me gustaba, a la meditación», recuerda.
Allí montó dos centros, le iba bien, pero motivos familiares le llevaron a regresar a Getxo cada cierto tiempo. Al tocar suelo vizcaíno compartía sus conocimientos en jornadas dirigidas a todo aquel que quisiera mejorar su conciencia sobre sí mismo. Cuando ya decidió quedarse de forma definitiva en Bizkaia hace un par de años, animada por su trayectoria, pensó en poner en marcha su propia escuela. Nacía así hace unos meses OMM. En esta nueva andadura le acompaña Cesar Escobal, su socio y empresario con una importante trayectoria en el sector de fitness, pilate y yoga.
Celles se dedica al yoga restaurativo, terapeútico, pero además ha introducido en la localidad el Brikam, conocido como yoga con calor, una disciplina en la que los pupilos realizan posturas a 40 grados centígrados y 40% grados de humedad. La experta defiende el poder curativo de la práctica oriental. «Es importante que se hagan posturas previas, que veas si tu cuerpo está preparado, dándole espacio y tiempo. Saber si estas en condiciones, igual te das cuenta, por ejemplo, que te falta fuerza en los brazos y eso puede provocar que colapsen las cervicales, yo lo sé por la experiencia que tengo, pero quiero que mis alumnos también lo entiendan», asegura.
La getxotarra insiste en que el yoga «remueve todo lo que se tiene contenido». Abre su escuela para que la gente «venga a percibir en que momento está, a saber si respira bien o no». «Esto último indica cómo te encuentras y, a través de la respiración, puedes regularte y saber si estas acelerado. Te permite incluso bajar revoluciones», comenta.
En este sentido, defiende su poder curativo. «Es la disciplina que te da la opción a reconocerte, de darte la oportunidad de saber dónde estas, a veces no queremos hacerlo, no queremos ver nuestros demonios, pero en la transición de observarte es cuando te das cuenta de quién eres. Luego te vas a querer más y luego a los demás», recomienda.
Según Celles, el «yoga te permite no demostrarte nada, focalizarte sobre ti, fijarte en el pensamiento y en la respiración. Hay que tener en cuenta que la mente se entrena como cualquier músculo». Considera que a veces le damos más importancia al cuerpo, pero no hay que infravalorar los pensamientos. «Hay que quitarse las costas, porque cuando hay bloqueos, sino acaba siendo perjudicial y enfermas», afirma.
Celles cada vez da más clases a niños. «Son como esponjas y tienen la capacidad de absorber, son disciplinados y encima no juzgan», comenta. Incluso pueden recibir sus beneficios los prenatales.
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