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JON ANDER GOITIA
Lunes, 24 de febrero 2020
Como un cuentagotas, a primera hora de la mañana los pacientes más tempraneros del hospital de Urduliz van poco a poco llegando al centro. A medida que la jornada avanza, el número de usuarios que se acerca en coche crece de manera considerable hasta que, ... de golpe, la catarata de vehículos inunda por completo el entorno del complejo sanitario. Aceras, arcenes, paradas de autobús e incluso la propia calzada terminan al final invadidos.
El centro lleva tiempo operativo casi a pleno rendimiento. Un escenario que si bien es aplaudido por vecinos y usuarios por el servicio que les ofrece, no ha hecho más que agravar la 'herida' de los aparcamientos. Y es que el hospital –acaba de cumplir tres años– atiende a una población de más de 175.000 personas. Para hacerse una idea del volumen, en este tiempo 270.000 han pasado por alguna de sus 53 salas de consultas. Un número que el centro absorbe de manera notable. La imagen cambia de puertas hacia fuera, donde definen la situación como «caótica».
«¿Y dónde aparco si no? Si te alejas mucho del hospital terminas tardando más tiempo en llegar, éste es el problema», señala Marta Gutiérrez, una usuaria del hospital. «Das muchas vueltas y al final no te queda más remedio que dejarlo ahí –encima de la acera–. Está todo saturado», describe Francisco Gómez. En este tiempo los vecinos se han acostumbrado a convivir con decenas de vehículos que invaden las aceras. Incluso las terrazas de los bares más próximos están bordeadas por una fila de turismos. «Alguna vez algún vecino ha llamado a la Policía y han venido a poner multas», comenta Laura Urrezti, residente de la zona.
El coche se ha convertido en el transporte estrella para llegar al hospital. Aunque algunos, como Ignacio Martínez y Ricardo Sedano, ya estudian una alternativa. «Hemos ido a localizar dónde queda la estación de metro porque la siguiente vez ya no nos aventuramos a venir en coche. No hay sitios», comparten tras acudir al centro a realizarse una resonancia.
«El pueblo ha recuperado vida, pero primero tendrían que haber terminado el parking», apunta José Álvarez acerca del aumento de tráfico en la zona, «sobre todo desde las siete de la mañana hasta las tres de la tarde», añade. El aparcamiento subterráneo se ha convertido en la única esperanza de los residentes. «Estacionar a la primera es suerte. Puedes estar media hora buscando sitio», apunta Manuel Zarzano, vecino de la zona. Otros, como Aitor Unanue, cuentan con la ventaja de tener parcela propia. No obstante, este vecino no es ajeno a la situación que padecen el resto de residentes. «Antes no había estos problemas, se ha vuelto todo caótico», lamenta.
La OTA, pendiente de ver cómo responde el parking subterráneo
Presumiblemente abrirá sus puertas en noviembre, pero el nuevo parking subterráneo ya se ha convertido en la esperanza para tratar de mitigar el impacto que ha supuesto del hospital en Urduliz. Los usuarios del complejo encontrarán a escasos metros una solución a la falta de aparcamientos. La instalación constará de tres plantas y ofrecerá 278 plazas. Aún queda por conocer cuál será la tarifa, pero sobre la mesa está la idea de que los precios sean bajos.
Esta medida favorecería la opción de aparcar el coche directamente en el parking en lugar de buscar un sitio en el exterior, liberando así estas plazas. De conseguir este objetivo, se eliminaría la implantación de la OTA en la zona. No obstante, si no se lograse solucionar la situación, se apostaría por la zona azul, que llegaría hasta la biblioteca, con precios más elevados que el parking para incentivar su uso.
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