Vecinos de Sopela critican los problemas con la basura y jardines sin adecentar

Contenedores que se desbordan, bolsas de basura en el suelo, colchones, armarios y otros elementos voluminosos sin recoger en las calles de Sopela se han convertido en el foco de las críticas. Cada día, una nueva queja vecinal salta en las redes sociales y en los corrillos del municipio por la cantidad de residuos que se acumulan en algunas zonas. Reprochan, sobre todo, el estado de los depósitos y la «nula previsión» para recoger los restos y el material reciclable antes de llegar a sobrepasar la capacidad. «La salida del metro siempre está igual, los contenedores a rebosar, todo lleno de barro, aceras rotas y parcheadas... no es una bonita estampa», lamenta Iker Otxoa, residente de la localidad.

Esta situación causa polémica entre los vecinos, ya que algunos tachan a los mismos ciudadanos de «falta de civismo» por sacar la basura de manera inadecuada. «Los que vivimos en el pueblo somos los primeros responsables de cuidarlo de manera activa. Hay personas que no van al garbigune y dejan tiradas las cosas en la calle sin buscar un contenedor vacío, que puede estar a unos metros», manifiesta Amaria Orueta, vecina de Sopela.

El Ayuntamiento, por su parte, explica que «uno de los camiones de recogida está averiado», por lo que el servicio ha resultado afectado, pero que «la recolección siempre se lleva a cabo con normalidad». Sin embargo, las quejas datan de principios de julio. Y los vecinos temen que el exceso de basura o la «tardanza en el servicio» provoque condiciones insalubres.

La imagen del municipio no solo se ve empañada por la basura, sino también por el estado de los jardines. La crecida vegetación en las zonas verdes se deriva de un problema con la antigua subcontrata de mantenimiento sostenible de jardines. Por ello, el Consistorio se vio obligado este mes a una nueva adjudicación tras incrementar el presupuesto anual destinado a este servicio. Actualmente valorado en 711.000 euros, con un aumento del 55% con respecto al anterior. La nueva compañía comenzó a trabajar a principios de septiembre con la misma cantidad de personal. Ocho operarios para la poda y adecuación de todas las áreas, lo que los vecinos califican como «insuficientes teniendo en cuenta la superficie del pueblo». Según el Ejecutivo local se tiene previsto en primavera y verano aumentar la plantilla hasta once personas.

Esta situación se remonta a septiembre del año pasado, cuando el Departamento de Obras y Servicios llevaba a cabo reuniones y comunicaciones con la empresa Samyl. Se le exigía la subsanación de las deficiencias detectadas. En los últimos meses también se han realizado diferentes requerimientos, de cara a fijar penalidades por incumplimiento de contrato, explica el concejal del área de Obras y Servicios, Mikel Tapia.

Además, se ha hecho un convenio aparte para el desbroce de caminos. Antes, esta labor la realizaban los jardineros, «y las zonas verdes quedaban desatendida, pero ahora la harán -dos veces al año- otros trabajadores», remarca Tapia.

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