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JON ANDER GOITIA
LEIOA.
Martes, 19 de noviembre 2019
Su fin es conectar Artaza con Basañese. Sin embargo, el ascensor que instala el Ayuntamiento de Leioa para salvar los casi 20 metros de desnivel -y de escaleras- que separan ambas calles no ha hecho más que dividir a los vecinos. Los residentes ... próximos a la nueva infraestructura censuran que se «invade» su intimidad, ya que «los usuarios verían lo que hacemos en nuestras casas». Mientras, los vecinos de Basañese y San Bartolomé aplauden una construcción que «veníamos demandando desde hace muchos años». Un enfrentamiento que comparte una opinión común: la «pobre» estética del ascensor.
Los obreros ultiman estos días los trabajos en la torre principal, por la que en los próximos meses subirá y bajará el nuevo dispositivo. Se trata del último paso antes unir el elevador con la acera de Basañese a través de una pasarela de 53 metros. Una conexión que costará 655.000 euros y que dará respuesta a las demandas vecinales. «Dará servicio a muchas personas, entre ellas también mayores, que nos lo venían pidiendo desde hace mucho tiempo y a las que buscamos mejorar su calidad de vida», explicaba a este periódico el alcalde, Iban Rodríguez.
Una opinión que no comparte Nuria Muga, vecina del inmueble que desde hace varios meses convive con las obras de la infraestructura. «Nos alegramos por la accesibilidad que supone, pero no por la manera en la que se está realizando. Primero, porque no se ha llevado a cabo un conteo de personas que transitan por estas escaleras y, segundo, porque invade nuestra intimidad al estar pegado a nuestras casas», afirma. Una tesitura por la que llegaron a reclamar que se detuviesen las obras y «replanificar» el proyecto. «Pedimos que se construya un ascensor en dos tramos, de manera que su impacto sobre las casas y su choque estético fuese menor», explica. El Consistorio descartó esa opción porque «incrementaría su coste», aunque implementará medidas para «dificultar» la visibilidad desde la pasarela hacia las viviendas, «pero sin crear con ello una zona peligrosa».
123 escalones más arriba, los que salvará el elevador, reside Cristina Loredo. «Me va a dar la vida. Vengo pidiéndolo desde 2004, es algo absolutamente necesario», considera esta vecina. Asegura que ella le daría «un uso diario» para poder coger el autobús. «No tengo coche y llego a casa agotada después de subir toda la cuesta andando», precisa. Un punto de vista compartido por Rosa Rueda, otra residente que también abunda sobre lo «costoso» que es ascender a pie. No obstante, este servicio no sería una solución completa, ya que los moradores de las casas situadas en lo alto de Basañese y San Bartolomé aún deberían hacer frente a un tramo con una fuerte pendiente, del 8%. Más allá de la comodidad, lo que ponen en valor los vecinos es la «tranquilidad» que les va a generar en cuanto a la seguridad.
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