La hermana Victoria saluda al Obispo de Bilbao Joseba Segura. Mireya López

La última misa de las Carmelitas de Getxo

Los feligreses agradecieron ayer la labor de las hermanas durante la última eucaristía oficiada por el Obispo de Bilbao

Leire Pérez

Getxo

Jueves, 14 de noviembre 2024, 07:21

Las muestras de cariño que durante las últimas semanas han recibido y, sobre todo, que el convento de las carmelitas descalzas de Getxo estuviese a rebosar, no dejó más opción a las religiosas que romper ayer la clausura. Nada más terminar la eucaristía oficiada por ... el Obispo de Bilbao, Joseba Segura, las hermanas salieron a despedirse de los fieles que se amontonaban.

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Era el último acto religioso que tendrá lugar en un convento que ha estado lleno de historias en sus 60 años de actividad. Termina una etapa con el traslado de sus moradoras al tener una edad muy avanzada y no haber relevo. Dos de las seis monjas que residían en San José ya han sido reubicadas en otros centros y las otras seis lo harán en las próximas semanas. Viajarán a comunidades de Zaldibar, La Rioja y Navarra.

«El estar separadas por la clausura ha provocado que la gente tuviera más confianza en nosotras, hemos participado de sus vidas y ellas de las nuestras», explicó la hermana Victoria, entre saludo y saludo. «Nos han depositado sus secretos, tenemos un montón de anécdotas, un día vino una chica desde Bilbao que venia a Getxo a sucidiarse, se equivocó de camino y terminó en el convento. La hermana Isabel que se murió hace poco, consiguió que cambiase de opinión. Desde aquí se oían las lágrimas y los gritos de desesperación, pero conseguimos que recapacitase», recordó emocionada.

A su lado la madre superiora Félisa reconocía que «no esperaba tanto cariño, tantas llamadas ni visitas una vez se han enterado que nos íbamos. Ha sido una etapa, las jóvenes no tienen vocación y no nos queda más opción», lamentó.

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Poco antes de salir a la puerta cerraron las cortinas que en la parte superior del templo dejaba verlas detrás de las celosías mientras cantaban en el coro y tocaban el órgano en la ceremonia. Una metáfora de lo que está por llegar. En los bancos se escapaba alguna que otra lágrima y tenía lugar una conmovedora imagen. Una marea de manos en alto las despedía. «Ha sido muy emocionante, duro, porque han hecho una gran labor, se les va a echar mucho de menos», mencionaba a la salida del acto Rosa Zuazola.

Agradecimiento

El Obispo de Bilbao estuvo acompañado de una veintena de sacerdotes Carmelitas, Trinitarios y Diocesanos. Segura aprovechó para agradecerlas su labor «con su testimonio sereno, con su entrega a la vida de este monasterio y este entorno». «Un contraste con un mundo que sólo es capaz de valorar la eficiencia, los logros, los resultados de la acción. Cada vez es más importante subrayar que lo que parece inútil a los ojos del mundo es el elemento central de la humanidad y lo será con más fuerza y necesidad», destacó el prelado bilbaíno.

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