Anabel Landa
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Anabel Landa
Anabel Landa, alcaldesa de Berango los últimos 16 años, da un paso atrás y no volverá a presentarse como candidata del PNV en las elecciones de mayo. Cuatro legislaturas que le sitúan como una de las regidoras municipales con más experiencia en el cargo de ... toda Euskadi. Tras «meditarlo» mucho, se va para ganar «tranquilidad».
– 16 años al frente del Ayuntamiento. ¡Se dice pronto!
– Incluso empecé algo antes en el mundillo. De una forma u otra siempre he estado vinculada a la política. En el partido llevaré desde los 16 y además, soy técnica de Cultura en el Ayuntamiento de Loiu, algo que me ayudó a entender la gestión municipal. También soy hija de José Antonio Landa, alcalde de Berango de 1983 a 2000. Con él comprendí de primera mano lo que suponía estar al frente del Ayuntamiento.
– ¿Fue un referente?
– Sí, aunque no es lo mismo verlo que vivirlo. Mi aita fue regidor en tiempos muy duros y fue precisamente ese factor lo que me echaba para atrás. Él siempre me decía: «Anabel, no cojas nunca el cargo, es muy duro, aunque estés capacitada». Al final en casa hemos vivido avisos de bomba, situaciones muy complicadas y al principio consideraba que era algo demasiado comprometido.
– Al final han sido cuatro legislaturas.
– Me lo propusieron en 1999, pero no estaba de acuerdo en hacer un relevo generacional con mi padre así que dejé paso a otra persona. Entré en el Consistorio en el 2007 y desde entonces trabajé en el Plan General de Ordenación Urbana, un documento que ha dotado al municipio de un espacio peatonal como Sabino Arana y un centro de actividad económica a las afueras.
– ¿Por qué no se presenta?
– Estos puestos políticos tienen principio y fin. No somos funcionarios. Era el momento de dejar a otras personas. He cerrado mi ciclo. He vivido todo tipo de momentos, desde una crisis económica, hasta una pandemia e incluso una guerra. Además estoy viendo cómo se ha materializado el plan urbanístico, cómo se ha transformado Berango. ¡No puedo pedir más!
– ¿A qué se va a dedicar?
– Todavía no tengo edad para jubilarme así que volveré a mi puesto en el Ayuntamiento de Loiu, en el que disfruté muchísimo en el pasado y quiero seguir haciéndolo. También soy candidata a Juntas Generales, por lo que seguiré ligada a la política.
– ¿Y el tiempo libre?
– Ahora toca dedicar más tiempo a mi casa, a mi familia y a mis hobbies. Lo que echo mucho de menos es mi colección de muñecas antiguas. No solamente las compro, sino que también las transformo y hace bastante que no puedo 'mimarlas'. Muchas de ellas las he adquirido en el mercado de Navidad, pero otras me las han regalado las vecinas. Algunas se han acercado hasta el Consistorio o a mi casa a dármelas después de saber de mi afición.
– ¿Echará de menos la adrenalina de ser alcaldesa?
– Seguramente sí, aunque ganaré en tranquilidad personal. Ser alcaldesa requiere estar alerta y atenta las 24 horas del día. No tener esa exigencia puede que al principio me resulte extraño.
– Habrá tenido momentos duros.
– Más que duros, diría difíciles. Tomar decisiones es muy complicado. Hagas lo que hagas, sabes que no va a ser del agrado de todo el mundo. Por muy buen equipo que tengas, se siente esa soledad e incertidumbre. Además, Berango no ha sido tranquilo en ningún sentido en estas dos décadas. He vivido momentos críticos con los vecinos, como las inundaciones, los incendios, desahucios e incluso la pandemia.
– ¿Y a nivel personal?
– Sin duda cuando pusieron una querella criminal contra mi persona. Aunque nunca se llegó a tramitar, fue un momento muy duro. Pedían mi inhabilitación, es decir, perder mi puesto como alcaldesa, pero también como funcionaria, y que congelasen todos mis bienes.
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