El pulmón verde del barrio de Labarrasterra, en Sopela, enfrenta una nueva regeneración ambiental. La Agencia Vasca del Agua (URA) y el Ayuntamiento, a través del convenio de colaboración para la conservación y restauración de los cauces de los ríos del municipio, van a desarrollar el proyecto para restaurar desde un punto de vista medioambiental los terrenos de la vega de Urko situados entre el río Gobela y el Lemotza, próximos a la confluencia entre las calles Urgitxieta y Gatzarrine.
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El objetivo de esta actuación es aumentar la biodiversidad y mejorar la capacidad de la zona para prevenir inundaciones. El eje central será una gran balsa de agua que contará con una lámina hídrica permanente y diferentes profundidades, lo que permitirá crear un entorno propicio para la flora y fauna locales. Con este ecosistema artificial también se busca contribuir a mitigar los efectos de posibles inundaciones en la zona, próxima al cauce de varios ríos.
La Agencia Vasca del Agua costeará los gastos en su totalidad y se hará cargo de la ejecución del proyecto, que cuenta con un presupuesto estimado de 86.789,39 euros. El área intervenida abarca parte de las parcelas afectados por el Plan Parcial de Abaro y el sistema viario de las Normas Subsidiarias de Sopela. Los terrenos, destinados en este caso a ser dotaciones de uso público, se podrán obtener anticipadamente a través del Consistorio. Según la alcaldesa, Guruzne Carrasson, «es de sobra conocido el interés que tiene el equipo de Gobierno por impulsar el humedal de Urko y ampliar el Anillo verde. Por eso acogemos este proyecto con ilusión».
La iniciativa fue aprobada en el último pleno municipal con el apoyo de 16 de los 17 concejales (EH Bildu, PNV, PSE y Elkarrekin Sopela). Sin embargo, el aval no fue unánime. La concejala de la Alternativa Vecinal de Sopela, Marisa Gadea, quien también preside la Asociación Vecinal del municipio, votó en contra de la actuación, argumentando que la regeneración está vinculada al desarrollo del Plan Parcial Abaro, un proyecto urbanístico que han criticado en numerosas ocasiones.
De hecho, el colectivo vecinal retomó en verano un recurso contencioso-administrativo (suspendido en febrero ante la posibilidad de un acuerdo que finalmente no se produjo), argumentando que el desarrollo urbanístico propuesto «no refleja adecuadamente las necesidades de la comunidad, ni respeta suficientemente los espacios naturales de la zona». El plan contempla la construcción de viviendas de protección pública, la ampliación del instituto Iberre y otros desarrollos urbanos.
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