ANDREA CIMADEVILLA
Martes, 27 de septiembre 2022
La historia de Zipiriñe, el colegio público de Sopela, es una de esas que podría calificarse como 'interminable'. Al menos una década llevan las familias de los 903 alumnos matriculados exigiendo la construcción de un nuevo edificio después de que el actual se encuentre saturado. ... Si bien el Departamento de Educación del Gobierno vasco ha dejado clara su postura -analizará durante los próximos dos cursos, hasta 2024, la evolución de los menores inscritos- antes de dar luz verde al proyecto, el Ayuntamiento ya ha movido ficha para facilitar la operación urbanística, en caso de que así se decidiese.
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El propósito de la Corporación es adecuar los terrenos situados en el aparcamiento de Loroño para dar paso a una nueva edificación, algo compartido también por los abertzales, después de que la comunidad escolar diese el visto bueno a la propuesta en enero de 2021. La maniobra, sin embargo, requiere la modificación puntual de las Normas Subsidiarias, aprobadas en 1999, y su posterior fase pública de alegaciones.
Los tiempos son rígidos y desde la Asociación de Madres y Padres suplican actuar «con urgencia». De hecho, no descartan volver a movilizarse «las veces que sean necesarias» si la problemática no se soluciona. «Toda esta carencia -la pérdida de aulas- en algo tan importante y fundamental como es la formación de las futuras personas adultas, solo constata la falta de sensibilidad del Gobierno, al que solo le importa reducir costes», aluden desde el AMPA. El equipo de gobierno (PNV-PSE), por su lado, ha confirmado a este periódico que será este mes cuando lleve a pleno la aprobación inicial de las NNSS para arrancar con los trámites.
Una vez realizada, se trasladará el documento a los colegios y a las familias con el fin de que presenten sugerencias y se solicitará, seguido, un acuerdo tanto con el gobierno autonómico, como con la Diputación foral de Bizkaia para comenzar a trabajar en los informes pertinentes. Desde Denok Batera Sopela, partido de la oposición con un concejal, consideran la propuesta «puro humo», ya que «mientras Zipiriñe no se incluya en el Plan de Infraestructuras Educativas, el Gobierno vasco no construirá ninguna ampliación aunque se le regale una parcela». Según Jon Andoni Gerediaga, representante de la formación, la única alternativa para aumentar los centros estaba en «reagrupar en el sector Loiola un terreno de más de 4.700 metros cuadrados» de propiedad municipal «en la que se podría haber levantado un nuevo instituto, con bachiller y bien comunicado».
Mientras tanto, hoy mismo una delegación de la comisión de Educación del Parlamento vasco está visitando el centro para conocer de primera mano la realidad que viven los alumnos y atender las demandas de las familias.
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La masificación que sufre la escuela no es algo nuevo. De hecho, en 2017, fue el propio departamento de Educación quien dio luz verde a la implantación de dos módulos prefabricados en la parte exterior del edificio para poder acoger a los escolares. Asimismo, el Ayuntamiento también eliminó el verano de 2021 50 plazas de aparcamiento de la calle Goiene, contigua al colegio, para aumentar el patio. Las familias, a pesar de estar en contacto con la mesa del Parlamento vasco, creen que la forma en la que se han visto obligados a estudiar los menores es «intolerable» y demuestra una «constante falta de empatía» por parte de las instituciones. El Gobierno vasco, por su lado, recuerda que mientras se toma una determinación, se han hecho obras de ampliación y mejoras, así como la cocina o el comedor, y adelantan que el plan recoge, a su vez, la optimización «del gimnasio o la remodelación de la etapa infantil».
Igualmente, la eliminación de las carpas exteriores, situadas hasta ahora en el patio, para la instalación de una cubierta permanente, también ha sido motivo de queja entre las familias. Afirman tener miedo de que «los niños no puedan salir de las aulas en días lluviosos» mientras dure el traslado. «Es evidente que no solo es que no entre ni un alfiler, sino que en el centro existente hace falta una intervención. Tenemos la sensación de que se está parcheando constantemente y estamos hartos», admiten. Junto a ello, la previsión de construir más de 600 viviendas en el sector Abaro, en Larrabasterra, es otra de las preocupaciones del AMPA. «Consideramos que una escuela con la matriculación que tiene y el crecimiento poblacional esperado, debería de ser revisada de manera urgente. Estamos cansados de falta de compromiso y nula visión, no ya a corto, sino a medio plazo», concluyen.
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