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Andrea cimadevilla
Sábado, 30 de abril 2022, 09:07
«No vamos a parar hasta ver a nuestros compañeros reincorporados en la plantilla». Más de sesenta días han pasado desde que varias decenas de trabajadores de la empresa Alconza, situada en Berango y propiedad del Grupo Irizar, comenzase una huelga indefinida en protesta al ERE que la compañía anunció en febrero y que culminó con el despido de 25 de sus 98 empleados hace apenas unas semanas. Al grito de «¡En Alconza no sobra nadie!», representantes sindicales, miembros del comité y operarios se volvieron a reunir ayer ante las dependencias de la fábrica para criticar la decisión de la compañía y «condenar las actuaciones policiales» de los últimos días.
Si bien las reivindicaciones no han cesado desde el primer momento que iniciaron el parón laboral, la apertura de la planta el pasado lunes provocó un cambio de rumbo. La presencia de la Ertzaintza en las inmediaciones con el fin de escoltar a aquellos operarios que sí deseaban acudir a sus puestos de trabajo, terminó con enfrentamientos entre agentes y huelguistas que hacían piquetes para impedir la entrada de usuarios a la factoría. «Han repartido a diestro y siniestro. Hoy no ha venido nadie por primera vez desde que abrieron. Entendemos que es legítimo que ellos se presenten, pero nosotros también podemos estar parados para exigir nuestros derechos de forma pacífica», aludía Luisma Barneto, integrante del comité de empresa. El delegado del sindicato ELA subrayó que las actuaciones policiales habían generado un «mayor sentimiento de unión» entre los trabajadores en huelga. «El objetivo era disuadirnos, pero desde el lunes estamos más juntos que nunca, también más enfadados e indignados, aunque con ganas de seguir luchando hasta conseguir que nuestros compañeros vuelvan a sus cargos». A lo que añadía que «nuestro único delito ha sido defender los lugares de trabajo».
Reuniones
La pérdida de más de 29 millones de euros en los últimos años, la crisis del petróleo o la caída del negocio 'offshore' son tres de los motivos que la compañía vasca, especializada en el diseño y la fabricación de motores y generadores eléctricos de propulsión para la industria marina, ha apelado para justificar el expediente de regulación de empleo. Sin embargo, los afectados remarcan que «la destrucción de una parte de la producción no soluciona la situación, sino que hace peligrar el futuro de la planta». «Durante todo este tiempo hemos mantenido diferentes reuniones con los grupos parlamentarios, el Departamento de Trabajo e Industria, e incluso hemos enviado cartas a Irizar, que no ha respondido a nuestra solicitud», afirman. A pesar de que la compañía solo ha efectuado 25 de las 38 bajas anunciadas en un primer momento, los representantes del comité consideran que las restantes «se formalizarán en septiembre». «Tenemos constancia que hay una parte de los contratos que vencen después del verano y estimamos que no van a ser renovados. Quieren alcanzar al menos el 40% de los despidos» apunta Barneto. Además de la ejecución de los ceses, la compañía ha diseñado una iniciativa de relanzamiento, que se llevará a cabo en los próximos dos años, con el fin de reactivarla y volver a alcanzar la rentabilidad necesaria para poder mantener los puestos de trabajo restantes. Los operarios aluden «llevar años reclamando un plan industrial real». «Desde que Irizar compró Alconza, no ha traído carga de trabajo y sus únicas propuestas han sido precarizar las condiciones laborales, con bolsas de horas o bajadas salariales. Su dejadez nos ha llevado a esta situación», concluyen.
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