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Queda mucho por hacer en Getxo para que sus vecinos levanten el pie del acelerador. Y es que circular por debajo de los 30 kilómetros por hora parece que se le antoja complicado a más de uno. Tanto es así que, durante el año pasado, ... la Policía Local tramitó 2.281 multas, un 260% más que en 2022. Lo paradójico es que la mayoría –hasta 1.903– se cursaron únicamente durante los últimos seis meses y correspondieron a los tres radares fijos que el Ayuntamiento instaló en enero, pero que comenzaron a funcionar en julio.
El dato es relevante porque son alrededor de diez multas al día, pero el número podría haber sido mucho más elevado, puesto que sólo existe un cinemómetro en el municipio y va rotando por tres ubicaciones. Las cajas están instaladas en la Avenida Zugazarte, a la altura del número 55, en la Avenida de los Chopos, nada más salir de la rotonda, en Fadura, y en la carretera de Asua, confluencia con la calle Errekagane de Romo y uno de los principales accesos al municipio.
De cualquiera de las maneras, el ajetreo que han sufrido los equipos ha provocado que las denuncias por rebasar los límites de velocidad se disparen. Y es que sin los detectores fijos las multas por el radar móvil, que los agentes van cambiando, hubieran sido 378, según la memoria de la Guardia Urbana. Una cifra que, además, ha ido reduciéndose en los últimos años. Un ejemplo, en 2022 se tramitaron 633 y en 2021 fueron un millar.
El que está situado en Neguri fue el que tuvo más trabajo, algo lógico ya que es el vial por el que más vehículos transitan. Tanto aquellos matriculados en Getxo como los de las miles de personas que visitan el municipio, principalmente, los fines de semana y en temporada estival para visitar sus arenales, el Puerto Viejo y el Deportivo.
Desde el Ayuntamiento sostienen que, a pesar de que la instalación de los dispositivos estables no estuvo guiada por la intención de «penalizar o multar» y más con «el objetivo de sensibilizar a la población y de adecuar la velocidad a lo marcado», lo cierto es que «los ingresos por este concepto se tradujeron en más de 120.000 euros, lo que arroja una sanción media de 60 euros», precisó el año pasado la concejala de Policía, Keltse Eiguren.
Para concienciar de la necesidad de bajar las revoluciones, el Ayuntamiento ya anunció en enero que instalará «varios» radares 'pedagógicos' en diferentes calles de la localidad. No multarán. El Ejecutivo local, en manos de PNV y PSE, pretende así subrayar la obligatoriedad de cumplir los límites sin incrementar la carga sancionadora. No hay otra. La Unión Europea exige bajar la velocidad para reducir los niveles de contaminación en municipios de más de 50.000 habitantes.En julio de 2020 el municipio empezó a colocar las primeras señales que recordaban la obligación de aminorar la marcha, tanto a través de pintadas en la carretera como con señalización vertical.
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