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El proyecto de recuperación y puesta en valor de Punta Begoña, las galerías de principios del siglo XXmás significativas de Euskadi, ha alumbrado uno de los edificios más emblemáticos de Getxo y una de las cápsulas históricas más interesantes del país. Por eso no es de extrañar que las Jornadas Europeas del Patrimonio se hayan fijado en ellas para que se conviertan en baluarte del conocimiento y la cultura. Durante los viernes de octubre acogerán un ciclo con la magia de la radio como telón de fondo, concentrando en esta joya con vistas al Abra diferentes disciplinas culturales.
La intención de la Fundación Punta Begoña es repetir este ciclo otoñal todos los años y que Getxo siga la estela de capitales como París, que desarrollan Jornadas de Patrimonio muy potentes. Todo apunta a que en esta primera edición han alcanzado el objetivo marcado, ya que al periodista radiofónico Agustín Herranz le acompañan expertos de prestigio nacional e internacional de todos los ámbitos. «Queremos difundir el patrimonio desde muchas perspectivas. La radiofónica es una de ellas, pero también desde otras que puede parecer en un principio que no tienen conexión. Nada más lejos de la realidad, ya que lo que hace esta herencia arquitectónica es conectar a las personas y generar una identidad. No hay otro espacio de diálogo abierto como el que estamos creando en Getxo», defendió María Peraita, responsable de la Fundación.
Por Punta Begoña pasaron ayer el bailarín Igor Yebra, el escrito y naturalista Joaquín Araujo, la directora del transbordador de Bizkaia, la responsable de Recursos Humanos del Puerto de Bilbao, Itziar Sabas, la profesora de Química Analítica de la UPV, Maite Maguregui, el responsable de DalecandELA Jaime Lafita, el periodista Patxi Herranz, la escritora Elena Moreno, el consultor y arquitecto de Naciones Unidas Gonzalo Arroita, el gerente del Valle Salado de Añana, Roberto López de Eguilaz, y el músico Iñaki Basabe, entre otros.
«La recuperación de estas galerías reúne los pilares esenciales de cualquier proyecto de recuperación del patrimonio, contribuye a dar conocer y democratizar el conocimiento. De ahí que sea tan importante hacerlo accesible, para que la ciudadanía lo sienta como propio. Como sucedió con la Catedral de Vitoria: los vecinos acabaron tan orgullosos de ella que cada vez que tenían la visita de un amigo le llevaban allí», recordó Roberto López de Eguilaz. «En muchos lugares se construyen equipamientos cívicos para buscarles uso. Esto es al contrario. Punta Begoña está lleno de historia, naturaleza, paisaje, belleza... y puede convertirse en un centro inigualable que los getxotarras llenen de vida. Pocos proyectos están tan claramente orientados a ser útiles a la sociedad», matizó Arroita.
El bailarín Igor Yebra reconoció quedar «fascinado» por este escenario. Mientras relataba algunas anécdotas de sus primeros años profesionales, mostró su extrañeza por algo «que estando tan cerca sea tan desconocido. Es enormemente inspirador la transformación llevada a cabo aquí para generar diálogo y creación artística. Es una auténtica oportunidad», deslizó el de Deusto.
«En Patrimonio todo es transversal: la química no sólo estudia los materiales, aporta soluciones para su conservación. En la UPV utilizamos técnicas que se han aplicado aquí y que han propiciado que nos inviten a proyectos por todo el mundo, ya sea en Pompeya, en Machu Picchu, con las pinturas de Munch...», reveló Maguregui. Elena Moreno, por su parte, recordó que «los escritores levantamos acta del mundo emocional, de los hechos históricos, de las piedras, de las ruinas que un día fueron habitadas».
No sólo el poder de la voz y los discursos llenarán Punta Begoña de vida estos días. La música de artistas como el cantautor Iñaki Basabe, el coro Biotz Alai de voces graves de Algorta y un grupo de folk y otro de bilbaínadas llenarán el espacio de sonidos y letras porque «también es otra expresión del patrimonio», recordó María Peraita, directora gerente de la Fundación. Ayer, varios integrantes de la asociación acuarelistas vascos ocuparon el espacio para dar rienda suelta a su creatividad. «Hemos venido una decena de personas y estamos disfrutando y trabajando con lo que vemos. Yo estoy retratando el Abra a través del reflejo del cristal», comentó Gloria Cortina.
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