Su pasión por el fútbol, las ganas de ayudar a los demás y una increíble historia de superación personal ha llevado a Urtzi Urrutia a convertirse en la persona voluntaria del año en Getxo. La localidad costera celebró su tradicional Encuentro de Voluntariado en la ... Romo Kultur Etxea, una edición muy especial que presidieron la alcaldesa Amaia Agirre, la responsable de Cohesión Social, Carmen Díaz y el presidente de Sarekide, entidad organizadora, Juan José Quiñones, y en la que además de entregar estos emotivos reconocimientos, también se conmemoró el treinta aniversario del evento. «En una época donde el individualismo parece ganar terreno, las personas voluntarias son un faro que nos guía hacia la solidaridad, el diálogo, la igualdad y la justicia social», apuntó Agirre en su discurso de apertura.
Publicidad
Urrutia, de 45 años, fue uno de los grandes protagonistas de la tarde. El getxotarra forma parte del área de ocio y tiempo libre de la Fundación Síndrome de Down del País Vasco y participa en el programa 'persona usuaria-voluntaria', una propuesta que «adapta las labores desinteresadas a las necesidades de las personas que solicitan participar en diferentes espacios de la sociedad». Desde muy pequeño quiso convertir su pasión, el fútbol, en una herramienta para ayudar a los demás y pese a sus dificultades, nunca ha tirado la toalla.
Primero jugó en equipos como Gaude o el Athletic Genuine, hasta que aterrizó hace tres años en el club de fútbol de Astrabudua, concretamente en el equipo técnico de los prebenjamines. «Al principio tenía bloqueos y miedos, algo que no me dejaba expresar a los niños lo que realmente quería, que era hacerles ver que no debían tener miedo nunca al balón», confesaba a EL CORREO. Arrancó como utillero y ayudando al primer entrenador, Iñigo Fernández, a preparar dinámicas, pero «poco a poco fue sintiéndose más seguro y empezó a practicar activamente en los entrenamientos» hasta convertirse en segundo entrenador.
Su predisposición por ayudar a los demás le ha llevado a dirigir el club de forma desinteresada dos días a la semana, además del día del partido, con el fin de «apoyar a los más pequeños». Su presencia en el terreno de juego no sólo ayuda a los niños a ser mejores futbolistas, sino también a cambiar su visión sobre la sociedad. «Quería aportar algo, una mirada distinta. Para mí es muy importante estar ahí, es mi motivación porque estoy en cada momento, les consuelo en los momentos más difíciles y les transmito que sí se puede. Da igual que seas negro o blanco, lo importante es jugar», puntualizaba Urrutia. «Los niños ven en él un apoyo importante, no tienen la percepción de los adultos. Muchos reconocen que Urtzi tiene algo distinto, pero no saben el qué y por eso lo tratan como un igual, algo que deberíamos hacer todos», explicaba Iñigo Fernández, el primer entrenador emocionado.
Además de sus conocimientos técnicos, Urtzi destaca por su buena mano con los niños, algo que le hace sentirse «muy valorado». «Con los adultos es más complicado, a veces tengo ese miedo por cómo pueden reaccionar», explicaba, asegurando que formar parte como voluntario de un equipo es «todo un privilegio». «Les enseño que hay que tener respeto y que pese al sufrimiento, hay que aprender cada día», se sinceraba.
Publicidad
El encuentro también reconoció la labor de Esku Hutsik, una entidad creada en 2021 por madres y padres que habían sufrido un duelo por la muerte gestacional, perinatal o neonatal de uno de sus hijos y que querían ayudar a aquellos que estaban pasando por el mismo proceso aportando las herramientas necesarias. Con sede en Getxo, la asociación atiende cada año a más de 100 familias y 50 profesionales de Euskadi. «Hace dos años, en medio de una pandemia, muchas de nosotras nos sentíamos muy solas, ya que a nivel sanitario faltaban recursos que nos acompañaran en el duelo de haber perdido un bebé. Creamos la asociación para dar apoyo a esas familias que lo sufren cada día», explicaba María González, presidenta de la agrupación.
Además de en Getxo, también operan en Gipuzkoa y Navarra de forma voluntaria. «Hemos institucionalizado la figura de la 'madrina', que son madres que han pasado por el duelo y que ahora, una vez superado, ayudan a otras. También formamos a las instituciones y trabajamos con los ayuntamientos para crear memoriales en los cementerios para los bebés fallecidos», añadía la coordinadora.
Lo cierto es que en poco tiempo, la organización ha hecho muchas cosas. Las fundadoras, que se conocieron en un grupo de duelo, decidieron formalizar esta agrupación con el objetivo de que «las madres que han perdido un niño en cualquiera de sus etapas puedan compartir sus experiencias sin ser juzgadas»
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.