70 perros abandonados y perdidos fueron rescatados en Getxo en 2023

Lola, 15 años, bichón maltés, llegó la semana pasada, sin apenas poder moverse, temblando y sucia, al centro canino que Quincocan tiene en Mungia. Su dueño, una persona mayor, está impedido y no puede cuidar de ella. La perra fiel esperaba un futuro mejor a los pies de su cama.

Quincocan es la empresa que se encarga de recoger los animales domésticos que han sido abandonados, se han perdido o están en muy malas condiciones en el municipio de Getxo. Es la adjudicataria desde hace menos de dos años, aunque tiene una larga trayectoria también en otros tantos municipios vizcaínos.

Como este can o incluso en peores condiciones, porque han sufrido malos tratos durante años, llegan animales todos los meses. También recogen otro tipo de mascotas como gatos y han esterilizado a 84 dentro del programa de control de felinos callejeros. Durante 2023 el servicio municipal rescató a 70 perros y 15 gatos, un 40% más que un año antes cuando se llevaron a 49 chuchos y 12 felinos. Los datos no paran de crecer, tampoco la población canina, que alcanza los 7.500 ejemplares en la localidad, más del doble que hace una década..

«Cada vez hay más denuncias de maltrato, llamadas de vecinos y asociaciones que contactan con la Policía Local porque un animal no está bien cuidado. Lo bueno es que también han crecido las adopciones y los jueces actúan más rápido», reconoce Kati López, directora del centro. Influye, sobre todo, la entrada en vigor de la ley de protección de los derechos y el bienestar de los animales que castiga el maltrato.

En estos casos, los agentes de la Guardia Urbana requisan la mascota y la ponen en manos de los expertos que hacen al animal un control sanitario completo que se remite al Juzgado. El can debe permanecer en el centro canino y no puede ser adoptado hasta que haya una sentencia. «Ahora directamente van al Juzgado y es más rápido, hay animales que se podían dar en adopción a los pocos días, pero al no estar cambiado el titular no se pueden entregar», explica López.

Aunque han crecido las intervenciones por maltrato, la casuística es muy variada, hay dueños que caen enfermos como el de Lola y no cuentan con nadie que se haga cargo de su mascota, por lo que también pierden la custodia del animal, y otros tantos se han escapado o perdido. Si están registrados con un chip, algo que es obligatorio por ley, aunque no siempre se cumple, la empresa puede localizar fácilmente al propietario.

Con el resto trabajan para que tenga un nuevo dueño lo antes posible. «Buscamos el animal para cada familia, no es cuestión de elegir en un catálogo, no todos valen para la misma persona por la vida que han tenido, por la educación, porque han vivido en ambiente rurales y no en la ciudad... Una vez vino una familia diciéndonos que quería un amigo para su hijo y le dijimos que se había confundido de sitio, que fuera a Toys´R´us, se enfadó y se marchó. No hay que ceder a las peticiones de los niños sobre todo en estas fechas», recuerda la responsable.

En el último año han dado 19 perros en adopción. Los cachorros se entregan sin ningún contrapunto, a los adultos les supervisan durante un mes. «Vemos realmente que se adaptan, a las crías les educas, pero los demás pueden tener problemas de conductas, experiencias previas... y hay que hacer un trabajo importante previo. Nosotros vivimos con ellos y sabemos su carácter. Nuestro objetivo no es hacinar animales, sino equilibrar su estado emocional y buscarle una casa», comenta la responsable.A los que más cuesta dar salida es a los perros peligrosos. Los animales se entregan desparasitados, vacunados, esterilizados y con el microchip por 40 euros. «Todo esto vale mucho más que este dinero, pero en cambio sólo pedimos que lo cuiden», insiste.

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