Un paciente propina quince puñetazos en la cabeza a un sanitario y hiere el tobillo a otro en Leioa

Patrullas de la Ertzaintza y la Policía Local redujeron al joven, que golpeó a los sanitarios mientras le atendían

Miércoles, 19 de agosto 2020

La llamada de un padre a los Servicios de Emergencia por las graves convulsiones que estaba sufriendo su hijo se convirtió en el comienzo de una brutal paliza este miércoles a dos sanitarios que atendieron al joven en Leioa. En el lugar de los hechos, ... uno de ellos recibió quince severos puñetazos en la cabeza y terminó con un dedo destrozado mientras atendía al joven que estaba fuera de sí y que había llevado al padre incluso a abandonar la casa minutos antes. Su compañero no resultó tan mal parado, un esguince de tobillo al tratar de reducirlo.

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Los golpes se prolongaron durante cinco interminables minutos. Los médicos se encontraban tomado las constantes del paciente, de 22 años, que estaba en el suelo y que a priori eran «normales», dentro de lo común. En ese momento, el joven abrió los ojos y, «fuera de sí», arremetió «con fuerza» contra uno de ellos, relatan a EL CORREO los propios sanitarios, después de abandonar el Hospital de Urduliz, al que acudieron para ser examinados de sus heridas.

«Me he protegido de los golpes como he podido. No quería que me diese en la cara, porque con esa fuerza me la destroza», describe uno. Ha sido su compañero el que trató de frenar esos puñetazos. Es entonces cuando el agresor ha cambiado de víctima. «Me ha pisado y me ha retorcido el tobillo», recuerdan. Tuvieron que emplearse juntos para conseguir «tirarle al suelo y reducirle». Una vez aplacaron al joven, pulsaron el botón de pánico -les permite avisar de emergencia a la Policía- y varias patrullas de la Ertzaintza y Policía Local se personaron rápidamente en el lugar, la propia vivienda del agresor.

Uno de los sanitarios agredidos, de espaldas, atiende a EL CORREO.

«¿Y si tiene un cuchillo?»

«Tener que vivir episodios como este te genera impotencia, rabia… Da pena que tengamos que sufrir esto», confiesan. Es la primera vez que se ven involucrados en una situación de este calibre, aunque denuncian que el colectivo se ha enfrentado a incidentes parecidos «durante años». «El protocolo no funciona, seguimos con agresiones. El parte médico no es correcto o completo, porque en esta ocasión no se nos ha informado de una persona que tenía antecedentes de ansiedad, brotes psiquiátricos y otros más graves. Vamos a ciegas», censuran.

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Y se ponen en el peor de los escenarios. «¿Si llega a tener un cuchillo en la mano qué hubiese pasado?», cuestionan. Porque, explican, conocer con anterioridad el historial médico del paciente les permitiría ir con una «mayor preparación». «No tenemos por qué esperar a que una patrulla venga a salvarnos, la protección debería ser previa», piden.

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