![Un millar de voluntarios tomarán muestras en las playas vizcaínas en busca de vida microscópica](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/03/20/Grupo_PIE%20al%20fondo-kOtF-U2101873439269VWB-1200x840@El%20Correo.jpg)
![Un millar de voluntarios tomarán muestras en las playas vizcaínas en busca de vida microscópica](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/03/20/Grupo_PIE%20al%20fondo-kOtF-U2101873439269VWB-1200x840@El%20Correo.jpg)
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Un mundo microscópico se esconde en las playas de Bizkaia y el proyecto '¡Atención! ¡No me aplastes!' quiere descubrirlos con la ayuda de cientos de voluntarios para impulsar el cuidado del medio ambiente, especialmente del mar. La Estación Marina de Plentzia (PiE) ha finalizado la fase formativa de los más de ochenta representantes de los grupos inscritos –unas 1.700 personas– sobre el protocolo científico para conocer la biodiversidad costera y los agentes que la ponen en peligro, como la contaminación por los plásticos.
De cara al Día de los Océanos (7 de junio), los participantes llevarán a cabo a partir de ahora, de manera autónoma, la toma de muestras y su posterior estudio en busca de microalgas o animales que forman parte de la meiofauna –pequeños organismos invertebrados–. «No se puede proteger aquello que se desconoce», ha sentenciado Olatz Ortega, investigadora del PiE y técnica de la iniciativa, que se desarrolla –con el apoyo de la Fundación Española para la Ciencia y Tecnología y la Dirección de Difusión Social de la Investigación de la Universidad del País Vasco– por segundo año consecutivo.
La nueva edición insiste en «la democratización de la ciencia como uno de sus pilares». «Queremos enseñar a la ciudadanía, no solo a estudiantes de la educación formal, sino a un público inclusivo normalmente alejado de la comunidad científica», ha subrayado Ortega. Así que profesorado y alumnado de ESO, bachillerato y formación profesional; trabajadores del área de integración social y miembros de asociaciones de personas con autismo, discapacidad mental, sordas, con algún problema de visión o que están en riesgo de exclusión han aprendido a construir un tamiz casero, cómo se extraen las muestras y cómo se contabilizan los microplásticos.
Una labor complicada pero al alcance de todos con la adaptación del material educativo a las necesidades de cada grupo. Vídeos, pictogramas y modelos de los microorganismos con texturas en 3D han mejorado la accesibilidad del contenido. «Tenemos representaciones de las microalgas a gran escala para que puedan percibir la estructura de estos minúsculos organismos, que viven entre los granos de arena, o animales con sus partes, las patas, las antenas y demás», ha detallado la investigadora.
Además, las actividades se desarrollan sin materiales demasiado sofisticados: palillos, cuerdas y garrafas. «Es un proyecto colaborativo en el que debatimos sobre cómo llevarlo a cabo», ha explicado la técnica. Los participantes que carecen de microscopios en sus asociaciones «pueden venir a la estación marina a analizar las muestras que han recogido» y solicitar asistencia al personal científico para su investigación, ha indicado.
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