jon ander goitia
Berango
Martes, 20 de abril 2021, 23:05
De la puerta de casa, al hospital de Cruces. En la teoría no deja de ser un servicio de taxi, pero en la práctica su cometido es aún más social. El Ayuntamiento de Berango puso en marcha el pasado día 6 el Auzotaxi, un servicio ... destinado a los vecinos con dificultades de movilidad como alternativa más económica para ayudarles en el desplazamiento a diferentes puntos básicos, como en este caso. Sean los kilómetros que sean, la carrera dentro del municipio sale a tres euros y fuera de la localidad, seis. Ese itinerario hoy nos lleva hasta Barakaldo. Acompañamos a Piedad Díaz y Agapito Sáiz, que acuden a consulta para revisar el marcapasos del marido
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Son las 11.15 de la mañana. Esta pareja de Berango –88 años él, 82 ella– sale del portal para montarse directamente en un flamente 'Mercedes', que durante un tiempo será su coche oficial. «Es la primera vez que usamos el servicio. Nuestra hija nos lo preparó todo, nos dijo que simplemente tendríamos que estar a esta hora en la puerta de casa», comenta ella, desde el otro lado de la mampara de seguridad y tras la mascarilla. «Si no hubiésemos tenido que ir en metro y queremos evitar los contactos lo máximo posible, nos da miedo contagiarnos», confiesa Piedad. «Además, mi marido no puede andar bien».
Han sido los segundos en usar el servicio, aunque el número de inscritos roza ya los cuarenta, a la espera del momento para darle uso. Se trata de mayores de 70 años o aquellos que tengan algún grado de discapacidad o temporalmente movilidad reducida. La administración local puso en marcha este «importante proyecto», como explica la alcaldesa, Anabel Landa, para «facilitar el día a día a los vecinos en sus desplazamientos». Los usuarios cuentan con una tarjeta que les permite realizar dos viajes al día, hasta un máximo de 16 al mes.
En este caso, el trayecto apenas dura diez minutos, un viaje en el que el virus copa la conversación. «Acabamos de llegar a Berango. La pandemia nos pilló en Villarcayo, y no podíamos volver», comenta Piedad con Joserra, el único taxista del municipio. «Es una forma de ayudar a las personas con problemas de movilidad y adecuado a todos los niveles adquisitivos», aplaude el experimentado conductor.
Allí les espera su hija, Marisa. «El servicio me parece fenomenal, te da seguridad y a los familiares nos ayuda», argumenta. «Es como tener coche, así cualquiera», bromea Agapito. Poco después de las 13.00 horas Joserra vuelve a aparecer en el mismo punto para emprender el viaje de vuelta a casa. «El jueves tenemos que volver por una revisión de garganta. Esta primera experiencia nos ha gustado, repetiremos», comentan risueños.
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