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Josu García
Bilbao
Domingo, 24 de diciembre 2017, 16:41
La Audiencia de Bizkaia ha condenado a 32 meses de cárcel a una mujer de 46 años por un delito de estafa relacionado con el impago de dos banquetes en Berango. Los jueces consideran probado que la acusada engañó al propietario de una conocida ... cervecera de esta localidad, al que entregó dos cheques bancarios inválidos y abandonó el lugar sin la intención de abonar sendos convites por valor de 1.500 euros. La segunda de las comidas fue para 37 personas y su factura ascendió a 1.069,73 euros. Para no levantar sospechas entre los trabajadores del establecimiento, la procesada, natural de Barcelona, llegó a afirmar que acudía de manera inesperada al restaurante «con los invitados» de su boda, ya que el salón de Getxo donde iba a celebrar el enlace matrimonial se había inundado a última hora.
Los hechos que han enjuiciado los magistrados tuvieron lugar el fin de semana del 12 al 14 de febrero de 2016. Según la sentencia, a la que ha tenido acceso EL CORREO, la condenada realizó una primera visita a la cervecera El Molino de Berango en la noche del viernes. Tras cenar con sus acompañantes, entregó un cheque por importe de 475,15 euros. En todo momento dio «apariencia de solvencia», tratando de ganarse la confianza de los empleados y el encargado, destaca la resolución judicial. Al día siguiente regresó junto a otras 36 personas y consumieron alimentos y bebidas por un importe de 1.069,73 euros. De nuevo, extendió otro talón para saldar la cuenta.
La sorpresa llegó cuando el gerente acudió al banco a cobrar los cheques. La entidad financiera no le entregó el dinero, ya que la cuenta contra la que estaban firmados los talones había sido cancelada hacía más de un mes. Para redondear el enfado del representante de la cervecera, la sucursal le cobró 69,52 euros por los trámites de comprobación realizados.
A partir de ese momento, el restaurante se puso en contacto con la mujer, que esgrimió varias excusas, entre ellas que ese día era «festivo en Cataluña» y que no podía hablar con su asesor bancario. Extrañados, desde la cervecera comenzaron a investigar. Llamaron al establecimiento de Getxo que supuestamente no había podido albergar el evento de la acusada al haberse anegado. Para su desconsuelo, comprobaron que todo era una gran mentira. El restaurante había funcionado con absoluta normalidad. Finalmente, los dueños de El Molino decidieron querellarse contra la clienta.
En el juicio, el abogado de la procesada trató de demostrar que la cuenta corriente contra la que se habían extendido los cheques seguía activa y con fondos cuando se trataron de cobrar los talones. Sin embargo, los magistrados niegan esta posibilidad y consideraron probado que la mujer urdió «una treta» para «engañar» a los empleados. Aseguran que «lo realmente relevante en este caso es que la acusada sabía (desde el primer momento) que no iba a hacer frente a las obligaciones emitidas». Y afirman, a la vista de las pruebas documentales y testificales, que la cuenta corriente había sido anulada «en un acto unilateral y voluntario de su titular, un mes largo antes de la fecha de autos».
Contra la sentencia no cabe recurso. La mujer, con una larga lista de antecedentes, no podrá eludir la prisión. De hecho, cuenta con otras cinco resoluciones judiciales firmes en su contra, todas ellas por delitos de falsedad y estafa. En total, las penas que obran en su contra suman ocho años y otros tantos meses de cárcel. Además, tendrá que indemnizar con 1.614 euros a la cervecera por las dos cuentas pendientes y los costes de los trámites bancarios.
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