jon ander goitia
Berango
Jueves, 4 de febrero 2021, 23:57
Cambio de papeles. Gorliz sale de la zona roja y entra en ella Berango. Los seis casos que sumó ayer condenaron a esta última localidad a cruzar esta línea al aumentar la incidencia hasta los 509 casos por cada 100.000 habitantes. También Barrika, que ... sigue estancado en los 522. Y al traspasar la barrera en el día en que se reúne –cada lunes y jueves– el LABI para estudiar la situación con las cifras actualizadas sobre la mesa y aplicar restricciones más severas en aquellos que se encuentran en alerta máxima al superar el medio millar.
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Un grupo al que se suman ahora Berango y Barrika, que desde hoy cierran su hostelería –se abre la ventana de la venta para llevar–y suspenden el deporte escolar y la práctica deportiva en grupo. También Lezama, en rojo después de que en los últimos siete días haya sumado doce positivos y se haya situado con 580 de tasa. Las últimas tres fechas han condenado especialmente al municipio berangoztarra. En los datos que se publicaron el domingo su tasa era de 330. Desde entonces, la cifra se ha disparado hasta superar ahora el medio millar.
El foco está puesto en el lunes y el miércoles –los datos se publican un día después de hacer las PCR–. De las pruebas realizadas al principio de la semana se notificaron ocho nuevos contagiados, lo que elevó la incidencia hasta los 440. Un día después el pico se frenó al detectar solo uno. Pero de los test realizados el miércoles saltaron ayer seis positivos más, la estocada para Berango que se tiñe de rojo. Gorliz, sin embargo, vuelve al naranja con 488, 24 horas más tarde de pasar a la zona de máxima alerta.
La noticia cayó como un jarro de agua fría en el Ayuntamiento, invadido entre la «pena» y la «esperanza». «Es una situación triste y dolorosa, pero hay que actuar cooperativamente y con responsabilidad. Tenemos la esperanza de que pronto – por la tímida irrupción que han registrado, tienen el ejemplo de Gorliz– podamos revertir la situación», anhelaba la alcaldesa Anabel Landa, quien cree que esas dos fechas han provocado un «desnivel» en un municipio pequeño donde «los números, pese a ser pequeños, aquí influyen mucho», sostenía.
Y junto a la tristeza por el empeoramiento, también sienten malestar. Consideran que este escenario se podría haber evitado. Denuncian que desde la semana pasada han llegado a Berango «numerosas personas» desde otros municipios, al tener este su hostelería abierta. «Las 'korrikas' de los agentes este fin de semana terminaron con varias propuestas de sanción», censuró la regidora. Es cierto que no es algo probado, pero el municipio hasta entonces vivía lejos del peligro. «Hemos sido de los últimos en entrar, hemos aguantado bastante», resumía.
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Esa desazón es compartida entre los hosteleros. «Mentalmente estamos agotados ya. Ayer pensábamos que lograríamos salvarnos, pero nada. Ahora no sabemos hasta cuándo vamos a tener que estar cerrados. Y si el lunes salimos y abrimos tampoco sabemos hasta cuándo será. Esto es un continuo estrés», resumían Itziar Zarraga, que vuelve a colocar una barrera física en su bar, y Manu Cueto, del Nebarrebak
En Gorliz, tras el paso efímero por la zona roja, la calma es tensa. «Esto es un respiro, pero seguimos en la cuerda floja», advirtió la regidora, Nagore Utxupi, quien insiste en respetar las medidas. Algo que extiende a los municipios colindantes. Preocupa que el hecho de que la hostelería esté abierta en Gorliz y no en Plentzia pueda atraer a numerosas personas al municipio. «Se mantienen los intensos controles policiales, apuntó.
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