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Txema izagirre
Jueves, 19 de abril 2018, 22:52
El joven Omar Sogodogo llegó a Bizkaia tras cruzar el estrecho en patera para escapar del conflicto de Costa de Marfil. Este joven de 28 años, que pasó su período de aprendizaje en una empresa de inserción social, vive ahora «muy tranquilo porque tengo trabajo ... fijo y no me puedo quejar». Su infierno para escapar del país de origen le llevó a Mali. De allí fue a Argelia. Después, recordó que «de Marruecos pasé en patera hasta Motril y ahora tengo contrato indefinido».
Ya en Algeciras le mandaron al Centro de Internamiento, donde permaneció 40 días. «Quería ir a Valencia, pero los de la Cruz Roja me dijeron que no era posible, que era mejor para mí venir a Bilbao. Parece que ellos sabían mejor que yo lo que tenía que hacer, porque acertaron», recuerda entre risas. Sogodogo sonríe porque después de tanta convulsión ha llegado la calma.
Tras llegar en 2011 y recibir asilo político –huía de la guerra en su país– se pasó «un año y medio sin trabajar», hasta que le llamaron de Emaús para una entrevista laboral. Con ellos estuvo contratado y formándose durante dos años. Entonces ni hablaba bien el castellano. «Hemos hecho mucha formación y siempre me he sentido como en casa», destacaron. Este joven africano no se pudo quedar en esa empresa de inserción. No obstante, está muy agradecido porque su vida ha dado un enorme giro en la actualidad. «He tenido la suerte de conoceros y aprender mucho con vosotros», le dijo ayer a Rosa Gil Elorduy, presidenta de Emaús, quien sonriente aclaró que «hoy las empresas se rifan a Omar». El joven no ha parado de trabajar contratado en varias empresas.
El de Sogodogo es un ejemplo más de las personas que tienen problemas y recalan en este tipo de empresas de inserción, que son iniciativas económicas de carácter no lucrativo. Ahora el Gobierno vasco ha apostado por ellas, tras establecer un cambio el 13 de marzo, que obliga a conceder el 5% de los contratos reservados por la Administración autonómica a este tipo de empresas, a las que se les ha abierto una oportunidad magnífica.
La historia de su corta pero azarosa vida la contó ayer Omar Sogodogo en Cedemos, cuya sede está en Getxo. Lo hizo frente al consejero de Hacienda y Economía, Pedro Azpiazu, y al responsable de Hacienda y Promoción Económica, Ignacio Uriarte, que visitaron el centro.
Emaús es una de las 'patas' empresariales en las que trabaja esta iniciativa incluida en la red Gizatea junto a otras 44 empresas de inserción. En el Ayuntamiento de Getxo lo saben bien, porque el servicio de alquiler de bicicletas lo gestionan desde Cedemos. En la localidad costera cuentan con 13 ubicaciones distintas, en las que arriendan 167 bicis.
Cedemos ha sacado adelante el sistema 'Aparka', que son esos aparcamientos en los que se pueden alquilar las bicicletas municipales o guardar con seguridad las de propiedad privada.
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