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Comella dedica su tiempo a «enseñar a los presos que existe otra vida aparte de la prisión». Pedro Urresti
La mano amiga al salir de prisión

La mano amiga al salir de prisión

Los Formidables de Bizkaia ·

Ignacio Comella, coordinador de la Pastoral Penitenciaria de la parroquia de Las Mercedes, en Las Arenas, es partidario de dar «segundas, terceras oportunidades y lo que haga falta». Él ayuda a exreclusos de Basauri, Zaballa y El Dueso a reinsertarse

txema izagirre

Lunes, 27 de enero 2020, 00:01

«Hay que dar segundas, terceras oportunidades y lo que haga falta». Esa es la máxima de Ignacio Comella (Getxo, 72 años), coordinador de la Pastoral Penitenciaria de la iglesia de Las Mercedes, que apoya a la asociación Bidesari en el intento de reinsertar a presos comunes, con delitos menores, dispuestos a cambiar sus vidas. Este voluntario huye del protagonismo, y pone el foco en el trabajo conjunto de la docena de miembros del colectivo.

Todos son mayores de 60 años. De hecho, él es uno de los benjamines, el segundo más joven. Cuando peinaba menos canas, a finales de los 80, comenzó a involucrarse en las necesidades de los reclusos. Fue para luchar contra los estragos de la heroína, que también dejó un reguero de desgracias en Getxo, como surgió este grupo católico. Durante los cuatro años en los que trabajó en los pisos de inserción, este ingeniero vivió de cerca, con sus claroscuros, la realidad del voluntariado, algo que abrazó a jornada completa al jubilarse.

No olvida esos duros inicios, unos momentos en los que medio centenar de personas pasaron por la única vivienda que tenían entonces estos formidables. Algunos eran reincidentes que pedían otra oportunidad para cambiar, y ellos se la daban, porque tiene claro que su labor consiste en «enseñar a los presos que existe otra vida aparte de la prisión». También en enseñarles cosas más básicas. «Recuerdo a un joven 19 años que no sabía ni limpiarse los zapatos ni hacer la cama», ejemplifica.

Tres pisos

Estas personas, defiende Comella, en muchas ocasiones partían de una vida complicada. «Había chicos que debían integrarse por primera vez en la sociedad porque provenían de familias desestructuradas», explica. Entonces ya le llamó la atención que precisamente «ellos tuvieran el arrojo para levantarse antes sin tanta dificultad».

Desde el colectivo desarrollan un programa de acompañamiento a los residentes de los tres pisos que gestionan ahora en diferentes puntos de Bizkaia. Uno de ellos está destinado a acogida, para la transición de la cárcel a iniciar otra etapa de convivencia; el segundo es para, una vez empiezan a estar asentados, favorecer la reinserción; y el tercero alberga a inmigrantes que han estado en prisión.

Comella destaca que la mayor parte de las personas que ayudan son voluntarias, como María Jesús, y que todos superan los 60 años. Pedro Urresti

Su labor es diaria: acompañarles al médico, a pasear, a charlar... «Nunca les preguntamos por sus problemas, esperamos a que nos hablen de ellos si quieren». Le llama la atención que «se sienten profundamente agradecidos; nunca he visto una mala actitud». Es más, puntualiza, «cualquier falta de respeto es motivo de expulsión». Por eso les inculcan «pautas rígidas» de convivencia, y son estrictos con la limpieza y la higiene. Hacer la compra, cocinar, saber qué es una alimentación saludable y económica... Son otras de las 'lecciones' que tienen que reaprender.

A estos residentes de los pisos de Bidesari, que proceden de las prisiones de Basauri, Zaballa (Álava) y El Dueso (Cantabria), les cuesta entender, explica Comella, que haya voluntarios dispuestos a realizar a esta tarea sin cobrar por ello. «Lo satisfactorio es el agradecimiento de los reclusos con los voluntarios, o voluntarias, porque casi todas las educadoras son mujeres», asegura.

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Ellas, y también ellos, los que buscan iniciar una nueva vida, necesitan más ayuda. Por eso, el colectivo organiza charlas, algunas de ellas con personas ya reinsertadas, y actuaciones para visibilizar su situación y recaudar fondos. Comella apunta, en ese sentido, a las aportaciones que no se ven, a quienes ayudan desde el anonimato, y agradece que «lo aportado por los fieles de la parroquia» cubre «prácticamente» todos los gastos de «alimentación y limpieza» de los pisos.

Abandonar la vida laboral, relacionada con el mundo de las exportaciones, le ha permitido volcarse en Bidesari, pero también en sus nietos y en otros proyectos de colaboración. Desde hace un tiempo, ayuda a personas con diversidad funcional de la mano de la asociación Gaude. En el taller ocupacional de Leioa, trabaja en «un programa específico» con el que los chavales aprenden «operaciones matemáticas sencillas, los colores...». Como en el caso de los presos, a desenvolverse mejor en la vida.

Bidesari

  • Contacto 94 421 09 17

  • Objetivo Desarrollar una labor de intervención con las personas privadas de libertad para su reintegración.

  • Dónde está Calle Iturriza 2 Bajo, Bilbao. La Pastoral Penitenciaria, en la iglesia de Las Mercedes, en Getxo

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