Un vecino de edad avanzada baja la cuesta de Torrekolanda en el barrio Karabigane de Berango. Ane Ontoso

«Mi madre dijo que no vería las rampas mecánicas terminadas y así ha sido»

Los vecinos del barrio Karabigane de Berango lamentan que las esperadas rampas mecánicas instaladas hace casi dos meses siguen inoperativas

Ane Ontoso

Berango

Miércoles, 27 de septiembre 2023, 08:17

«Hace años que nos dijeron que se iban a hacer las rampas mecánicas. Mi madre dijo que ella no las iba a ver y no las ha visto», cuenta Rosario González, vecina del barrio de Karabigane de Berango desde 1966. Este enclave, ubicado en ... una zona de pendiente, requería de rampas mecánicas para mejorar el acceso, por lo que el Ayuntamiento decidió invertir un millón de euros en su habilitación. Así, desde julio lucen varios tramos que parten del colegio Berango, de la calle Torrekolanda. El vecindario se impacienta porque continúan inoperativas.

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«Se está demorando demasiado. Es un barrio con edificios viejos y mucha gente mayor», afirma Fernando Arriaga. Él y su madre, Isabel Sainz, viven «arriba del todo (donde no llegan las rampas)». Ella desde hace medio siglo, pero ahora sufre de las rodillas y hay tramos «muy empinados». Aún así, se sienten agradecidos. «Se llevaba años oyendo –relatan–. Han tardado, pero se han hecho».

Antonio Bilbao, a sus 80 años, sube y baja la cuesta acompañado de su bastón. «Están tardando mucho, hace tiempo que empezaron y sigue parado», observa. Pretende ser usuario pero, bromea, «a la marcha que va...». A poca distancia sale de casa Cristina La Cruz, de mediana edad, cargada de bolsas. Aunque no tiene impedimentos físicos, considera que «si están, mejor». Rebeca Sánchez, de 18 años, pensó aliviada en sus vecinos mayores cuando las comenzaron a construir. «Y por mí genial, hay días que subo sofocada», confiesa.

Las mecánicas «vendrán muy bien a todos los vecinos, mayores y jóvenes que suben al polideportivo», apuntaba una madre del centro escolar Berango-Merana, aunque admitía que les haan «quitado espacio» para dejar los coches a a hora de recoger a sus hijos. A. Ontoso

A las rampas mecánicas también esperan como agua de mayo en la Asociación Cultural de la Mujer, a la que suben unas 200 personas de entre 20 y 84 años para hacer gimnasia o costura. «Para cuando llegan arriba lo hacen con la lengua fuera. Las esperan con muchas ganas desde hace años», cuenta Isabel Román, a la que le consta que «hay quienes dan toda la vuelta por la otra cuesta porque, aunque es más larga, es menos pronunciada».

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Desde el Ayuntamiento aseguran que el proyecto está «a la espera de conectar la corriente». Reconocen que «tendrían que haberlo hecho ya, pero «los tiempos los marcan ellos», en referencia a la empresa contratada que les ponía un plazo de tres meses. Para «agilizar» su puesta en marcha han recurrido a otra compañía.

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