La abuela de Leioa, Rafaela Sanz, celebró su 105 cumpleaños. E. C.

La longevidad tiene nombre de mujer

Las abuelas de Sopela y Leioa cumplen 106 y 105 años. Amelia Martín y Rafaela Sanz son dos de las 439 mujeres centenarias con las que cuenta Bizkaia

T. BASTERRA / I. S. DE LUNA

SOPELA.

Miércoles, 24 de octubre 2018

A sus 106 años Amelia Martín sigue siendo coqueta. No le gusta revelar su edad, aunque ayer no había manera de guardar este secreto. El Hogar del Jubilado de Sopela le rindió un cariñoso homenaje al que asistieron familiares y allegados. Rafaela Vargas suma 105, los últimos viviendo en Leioa. Sociable y cariñosa es una gran aficionada a la cocina y a las cartas, en especial a tute. Ellas dos comparten una vida en la que no pararon de trabajar. También que son dos de las 439 mujeres centenarias con las que cuenta Bizkaia. Ellas son muchas más que los hombres. 86 varones de más de 100 años viven en la provincia.

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¿Y por qué esta diferencia? No hay una sola causa. Según los expertos son varias. En ello influye que los de trabajo de los hombres de aquella época se desarrollaban en unos entornos más contaminados, apunta Sergio Murillo, director de Promoción de la Autonomía Personal de la Diputación. Pero no solo eso. Ellas consumen menos tóxicos que los varones (alcohol y tabaco), se alimentan mejor y muchas no han parado de trabajar en casa hasta que su cuerpo les ha dicho basta. Esto se ha traducido en el mantenimiento de una actividad física moderada.

Amelia y Rafaela son prueba de ello. La abuela de Sopela lo tiene claro. «El trabajo es salud». Llegó con 14 años a Bizkaia y estuvo trabajando en el servicio doméstico hasta los 40 cuando se fue a vivir a Barakaldo para ponerse al mando de los fogones del bar Elysses. Una labor que desempeñó hasta su jubilación a los 80 años. «Sus tortillas eran muy famosas», apostilla su hija Toñi. Ahora, su vida trascurre con mucha tranquilidad viendo la televisión o escuchando la radio por las noches. Tampoco perdona su salida a la calle y es habitual su presencia por las mañanas y tardes en el parque junto a su casa en Sopela, donde se trasladó hace veinte años.

Rafaela es de Leioa pero nació en Soria. La Guerra Civil le quitó a sus padres y su hermano mayor. Su marido fue pastor hasta que encontró trabajo en una portería. Esta misma actividad fue la que les trajo a Bizkaia. Aficionada a las cartas y la cocina, ayer recibió la visita de la autoridades locales durante una fiesta en la que no faltaron familiares, ni tampoco una tarta.

El caso de estas dos mujeres no es aislado. Se ha incrementado de forma exponencial desde el pasado siglo. Bizkaia ha pasado de tener 226 centenarios en 2001 a los 525 con los que cerró el 2017. Murillo sostiene que este nuevo escenario irá a más en los próximos años. Y se trata además de personas que llegan a estas edades en buen estado cognitivo. Por eso incide en la necesidad de que los mayores encuentren «un propósito» que les motive y les mantenga conectados a la sociedad. ¿Y por qué? Incide en que seguir activos es la mejor manera de disfrutar de una vejez con unos buenos niveles de salud.

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