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José Manuel Cortizas
Domingo, 26 de abril 2020, 14:54
En el backstage hay revuelo. No aparece la playlist con las canciones para la actuación de Fito. Los Fitipaldis ya están vestidos para la ocasión, saxo de cartón, batería de cocina y guitarras listas mientras echan un trago para acabar de disipar, si alguna vez ... hubiera existido, un mínimo de vergüenza. «Para nada, nos venimos muy arriba», suena desde la cocina mientras hay generosidad con el ron. También dispuesta la máquina de humo que acaba dejando el piso entre tinieblas, y el amplificador «que usamos para la bajada en fiestas de El Puerto». Ha llegado la hora. Es sábado. No hubo pase el viernes porque uno de los integrantes del cuarteto «curraba hasta las diez de la noche». Tras los aplausos aparece 'Guti' de su habitación. Es quien ha mutado en Fito. Muy logrado. Arranca el 'Live Villamonte'.
Los orígenes del festi del encierro hay que buscarlos en las ganas de luchar contra el tedio de cuatro amigos que comparten piso en Algorta desde hace casi un año. Entre 25 y 26 años, acostumbrados a echarle cara en la vida con su activa cuadrilla en las fiestas estivales. Jagoba trabaja en la banca, a Beñat la pandemia le ha alejado de los fogones vía Erte, Paul es trabajador social y Xabier 'Guti' se mueve como una lagartija en tareas verticales. Se arrancaron como en muchos otros balcones y terrazas pinchando música para animar al vecindario. Viendo que animaban el cotarro comenzaron a aflorar disfraces, peticiones, el boca a boca, querían contribuir a que sus vecinos participaran, disfrutaran, «echaran unos bailes y unas risas». Y se vinieron arriba.
No tenían nada preparado el primer día, cuando el 'Live Villamonte' realmente nació como el festival popular en que se ha convertido. «Fue espontáneo. Como mucha gente se está dejando barba estas semanas yo me dejé bigote. Había en casa un disfraz de Freddie Mercury de hace un par de carnavales y el resto ya te lo puedes imaginar». Huelga decir el éxito que lograron. El boca a boca era de balcón a balcón y por ello, «para no molestar con tantos gritos» abrieron una cuenta en Instagram (Live_Villamonte) que usan como foro para recibir ideas, aplausos y peticiones. Dan envidia, por jóvenes, resueltos y carentes de pudor. Y para emitir sus directos, ya que «otro amigo de la cuadrilla vive ahí –señala al primer piso del edificio de la derecha– y es el que nos graba», dicen.
La maquinaria se había puesto en marcha. Imparable. A la vez, el ayuntamiento de Getxo convocó un concurso para premiar, cuando el virus sea noqueado, a las mejores propuestas para animar el confinamiento desde terrazas y balcones. Habrá 600 euros por galardón. No fue lo que le movió al cuarteto de Villamonte, pero un dulce nunca amarga. Llegó la Semana Santa y por esa terraza frente a la Kultur Etxea desfiló una procesión con cuatro nazarenos con capirulos y paso de cartón, «gentileza del supermercado».
Toda ayuda es buena. Sólo un pero, no había anchura suficiente para marcar el ritmo como es debido. La intención cuenta, más con un fin de fiesta en el que hasta David Bisbal se dejó ver para goce del respetable. Su 'Ave María', con patadas voladoras en la coreografía, le tocó la fibra al mismísimo cantante almeriense, quien se hizo eco en sus cuentas sociales de la existencia de esta cuadrilla getxotarra. Alucinaron. «Joder, nos ha metido en una cuenta que siguen tres millones de personas». Ya sí que no había vuelta atrás. En las tertulias de sobremesa tras la cena, antes de darle al parchís, fueron poniendo ideas sobre la mesa para tratar de contentar a público de todo tipo, «porque ya ves que ahí enfrente es como una residencia, con gente mayor que quiere divertirse». Para ellos, The Beatles. Y para el pachangueo, Pit Bull. Hacen lo que pueden con lo que tienen. «Intentamos comprar algunos disfraces pero tardaban en llegar. Aún así hemos encargado un par de ellos para cuando se acabe esto y hagamos una actuación de despedida que va a ser la hostia, algo gordo, épico, hasta con pirotecnia». Lo dicho, se vienen muy arriba. De nuevo envidia.
Los aplausos y gestos lejanos en los balcones y ventanas colindantes confirman el éxito. Alguien lo agradeció esta semana «dejándonos un bizcocho en la puerta». También les viene bien a ellos para la convivencia, cuando parece que el día no avanza. «Antes cada uno podíamos estar más a nuestro rollo, ahora estamos muy unidos, con pocas discusiones. La mayoría de nuestros amigos están con sus padres y nosotros mira la que tenemos preparada».
Es la hora. Fito entra en escena. Cinco temazos, la banda lo da todo. Villamonte lo agradece. «Eh, no os vayáis, que hay más». Cinco minutos de descanso, cambio de vestuario y suena el 'Bomba' y 'Paquito el chocolatero' con King Africa y sus secuaces echando el resto. Una hora de show y hasta las diez pinchando éxitos bailables que enganchan al público ya con bebidas largas en ristre. Es sábado noche. Sencillamente, gracias.
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