El Leioa logra una victoria ajustada por su exceso de confianza ante el Lagun Onak

Villa ha demostrado que tiene un guante en los pies a las primeras de cambio al lanzar una falta directa al fondo de la red. Corría el minuto 2 cuando ha abierto el marcador en un partido que se las prometía. Porque los de Urtzi Arrondo han salido enchufados y suyo ha sido ese dominio inicial.

Si ya el viento les empujaba de popa por la ventaja, en el minuto 9 ha llegado el segundo. El propio Villa ha transformado a media altura y por el centro el penalti, señalado por el colegiado Ekhoitz Sánchez por derribo a Álvaro Díez en el área cuando se iba a plantar delante del portero en su rápida penetración.

Todavía le ha durado el fuelle al conjunto azulgrana unos minutos. Robaba balones por la presión y había conseguido atenazar a su rival, que daba la sensación de deambular por el campo sin ideas. Pero a poco, los pupilos de Ander Avellaneda se han ido estirando ante un permisivo equipo azulgrana. Los minutos pasaban y el Lagun Onak ha cogido aire.

Por si fuera poco, el gol de Iradi pasada la media hora les ha metido en el encuentro. El extremo ha sido el mejor jugador del partido y sus penetraciones y capacidad de regate han generado problemas a la zaga de Sarriena. Ha sido un quebradero de cabeza. Su gol ha llegado en una penetración por banda izquierda. Ha entrado solo, aunque muy escorado, pero ha colado un balón raso con frialdad ante la salida a la desesperada de Barandiaran.

En la segunda parte ha habido minutos de alternancia, pero ha sido el Lagun Onak el que ha creado la mejor ocasión. El equipo visitante iba ganando confianza y daba la sensación de mayor ambición y credibilidad. Se notaba, pese a que apenas ha habido oportunidades por ambos bandos. Aunque bien pudo cambiar todo en otra penetración por banda de Iradi, que centró en paralelo a Guereta, pero su disparo a bocajarro desde el suelo lo ha desviado un defensa. Al final, el público ha acabado pidiendo la hora en un partido que los de Sarriena podían haber cerrado en la primera mitad, cuando su rival era incapaz de frenarle.