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JON ANDER GOITIA
LEIOA.
Miércoles, 15 de enero 2020
Alrededor de cinco horas de trabajo, una grúa de 180 toneladas y varios operarios empleándose a destajo. Un amplio despliegue que da idea de la importancia y dificultad de este paso, crucial para que Artaza y Basañese puedan estar conectados por el anunciado ascensor. Ayer por fin se consiguió colocar la pasarela que unirá estas dos calles de Leioa a 19,2 metros de altura. Hubo que esperar veinticuatro horas para culminar esta fase del proyecto, debido a que las fuertes rachas de vientos que soplaron el martes obligaron a retrasar los trabajos. Ahora lo siguiente será ubicar el elevador dentro de la caja en la que se desplazará verticalmente, el último paso antes de que pueda entrar en servicio.
Con una precisión propia de un cirujano, los trabajadores manejaron durante la mañana y parte de la tarde las dos piezas de la pasarela con cuidado hasta conseguir encajarlas en el pilar central. Una tarea nada sencilla -les llevó dos horas, el resto fue el montaje y desmontaje de la grúa- teniendo en cuenta que cada una mide 26 metros y pesa alrededor de 16 toneladas. Por eso, era indispensable que las condiciones meteorológicas fuesen favorables. «Si el viento soplase tan fuerte como ayer (por el martes) tendríamos dificultades para conseguir anclar las piezas», explicaba Juan Carlos, jefe de obra. Porque una vez éstas estaban en el aire, eran dos operarios -ayudados por unas cuerdas- los encargados de ir poco a poco dirigiéndolas.
Hubo dificultades para conseguir acoplar la segunda pieza en el hueco. Este trabajo se demoró varios minutos, pero una vez se consiguió encajar se pudo ver por primera vez la imagen de la estructura al completo. Hace seis meses que se colocó la primera piedra del proyecto, que cuenta con un presupuesto de 655.000 euros.
El objetivo es que desplazarse de una calle a la otra no suponga ningún esfuerzo para los vecinos. Porque acceder a pie a Basañese por la cuesta se puede terminar convirtiendo en un 'muro' en su tramo más pronunciado, con una pendiente que alcanza el 11,5%. «Tengo ganas de que terminen el ascensor para poder usarlo», comentaba Javier Pérez, mientras observaba los avances de la obra.
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