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Una reunión celebrada ayer en Lakua, a la que acudió el Ayuntamiento, la dirección del instituto IES Sopela y del colegio Zipiriñe, así como representantes ... de la AMPA de este último, marcará el rumbo educativo de Sopela para los próximos años. El Gobierno vasco les anunció su intención de reformular la actual red de enseñanza pública de la localidad con el objetivo de poder ofrecer el ciclo de Bachillerato, un grado académico inexistente ahora en los centros educativos del municipio, lo que obliga a cientos de alumnos a desplazarse a Getxo o Plentzia para poder seguir estudiando. «Después de analizar el desarrollo demográfico y la proyección urbanística de Sopela, hemos visto necesario apostar por este cambio. El proyecto asegurará que se pueda estudiar hasta los 18 años sin salir del municipio», reconocieron.
La novedad de este proyecto reside en el modelo que seguirán. El Departamento de Educación implantará en Sopela dos «centros públicos integrales» (CPI, de los que en toda Euskadi solo hay 14). Uno de ellos será Zipiriñe, que además de Infantil y Primaria ofrecerá también Secundaria. El segundo verá la luz en los próximos cuatro años. El Ejecutivo autónomo aceptó ayer construir otro centro en los aparcamientos de Loroño, una vez el Ayuntamiento le ceda esos terrenos, de unos 8.000 metros cuadrados, el próximo mes de septiembre.
En ese complejo habrá aulas también de Infantil, Primaria y Secundaria, lo que permitirá aliviar los problemas de masificación que actualmente sufre el colegio público, que cuenta con más de 900 alumnos matriculados y donde se tuvieron que instalar en noviembre de 2017 dos barracones prefabricados en la parte exterior.
Y la tercera 'pata' de la operación será el actual instituto, situado en la calle Iberre (Larrabasterra), que ahora sólo ofrece Secundaria y pasará a acoger los dos cursos de Bachiller para los alumnos salidos de los otros dos centros. «Será un cambio progresivo, no vamos a sacar a ningún estudiante que esté cursando ahora la Secundaria para trasladarlo al otro centro», puntualizaron fuentes del Gobierno autónomo. Igualmente, el Departamento aseguró que, mientras duren las obras de construcción del nuevo complejo en Loroño (estiman unos cuatro años), se realizarán mejoras en Zipiriñe, así como la ampliación del gimnasio o el aula de psicomotricidad.
El Ayuntamiento, por su parte, ve con muy buenos ojos la decisión tomada por Educación, ya que en palabras del alcalde, Josu Landaluze, «el objetivo de levantar un nuevo centro se cumple, con unos plazos razonables, y con el que se solucionarán los problemas estructurales de Zipiriñe». Considera, además, que se tendrán que «realizar cambios en la metodología, pero que todo será para beneficiar a los menores».
Desde el AMPA del centro, que han protestado en numerosas ocasiones con el fin de que Lakua levantase un edificio en Loroño, confiesan que la decisión les «ha pillado por sorpresa». «En la consulta popular que se realizó en 2021 salió que la mayoría queríamos levantar un bloque para acoger a los alumnos de Primaria, pero sabemos que el modelo ha cambiado y que el Parlamento vasco va en la dirección de los centros integrales, por lo que vemos muy positivo que se haya pensado en Sopela», declaró a EL CORREO Iker Elejabarrieta, presidente de la asociación.
En un municipio que crece a pasos agigantados (el Consistorio estima un incremento poblacional de unos 5.000 vecinos una vez se construyan los pisos de Abaro y Ripa), el coordinador opina que «es muy beneficioso que se plantee una solución integral para el pueblo, aunque sabemos que habrá cruce de opiniones entre la ciudadanía al haber niños de 0 a 16 años».
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