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Ane Ontoso
Erandio
Viernes, 9 de febrero 2024, 14:29
El gasolino de Erandio ya es historia. El goteo de usuarios que embarcaba a primera hora de la mañana quedaba estupefacto al contemplar el cartel ... que anunciaba su cierre definitivo. Hoy el botero Óscar Suárez traslada por última vez a sus viajeros de una orilla a otra con pesar, aunque el cierre le dará cierto alivio por la deuda de 40.000 euros que ha contraído por intentar mantener el servicio a flote. Tras «seis años pidiendo ayuda» a las instituciones y tocado por el covid, el bote se ha hundido.
«Estoy bastante jodido -lamenta-. Después de treinta años, te puedes imaginar. Tener que cerrar yo la empresa es bastante duro, pero es lo que toca, no puedo mantenerlo. Por intentarlo, tengo un pufo de pasta bastante gordo». Un agujero que empezó con la pandemia, que le dejó 8.000 euros al descubierto después del cierre de tres meses y el ERTE de otro trabajador. Después, cuenta que el precio del gasoil «se ha disparado al doble», los materiales para el mantenimiento de la embarcación (maderas, baterías...) «se han multiplicado por tres».
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A ello se suma el «bono transporte» con el que ha pasado «de tener 400 pasajeros al día a tener como mucho 200». Confiesa que, con «los tres barcos y la cuenta del banco embargados me he visto obligado». Con la clausura, también se quedan sin trabado sus dos trabajadores, incluido él con 54 años. Pese a todo, revela que «me estoy quitando un peso de encima, porque estaba acabando conmigo«.
En su último día, ya que en fin de semana no hay servicio, le ha acompañado el ex botero, Antonio Guerreiro, que hasta que se jubiló en 2017 llegó a contar «hasta 112 personas en un sólo viaje. Es una pena, un trabajo que lleva toda la vida y ha dado tanto servicio». El bote llegó a tener más de 18.000 personas diarias, en sus años de esplendor, y una plantilla que rondaba los cuarenta trabajadores. Guerreiro opina que «era un pasaje deficitario hace tiempo».
También viajaba hoy el baracaldés Juan Bermejo, que alargaba su paseo matinal para disfrutar más de la caminata. «Es doloroso», aseguraba. Otra vecina de la localidad fabril, Raquel Ibáñez, que volvía de trabajar en Erandio mostraba asimismo su «sorpresa, aunque conocía su problemática. Estaba bien tener este servicio». Rubén, que cruzaba en el gasolino todos los días observaba que «no tenía sentido seguir manteniéndolo. Me da pena, es algo tradicional, pero nadie ha ido a su auxilio».
Erandio pierde así uno de los mayores símbolos de su historia y patrimonio. «Erandio, la ría de Bilbao y Bizkaia. Y esto sucede ante la total indiferencia y desidia de las Instituciones», se duelen los portavoces de la asociación vecinal Erandioko Auzokideok Elkartea, Kike Prada y José Luis Muñoz. La agrupación nació precisamente para defender el patrimonio del pueblo. Y «mantener y proteger de este servicio bicentenario» ha sido el eje principal en sus acciones de sensibilización y reivindicación, como el 'Gasolino Eguna' o el 'Rock & Ría'.
«El cese del gasolino es una muerte anunciada. Trás varios años avisando de sú crítica situación, reuniéndonos de la mano de la empresa como representantes sociales, asociaciones, Alcaldía y diversos representantes públicos para denunciar su situación y reclamar su mantenimiento vía convenio, la realidad es que ninguna institución se ha movido para poder mantener un patrimonio material e inmaterial que mantenía viva la historia del desarrollo industrial y social de la ría. No les ha importado en absoluto. Gracias a su desinterés absoluto esta parte de él quedará, como mucho, grabada en un panel», censuran.
Para ellos, «las instituciones son responsables» de su adiós y lo achacan a un «plan de abandono. Los negocios son los negocios». No entienden que se mantenga otros vestigios como el Horno Alto o los cargaderos, que costará una fortuna, y no así el bote que creen «necesario». «Han permitido la agonía y desaparición de este servicio de pasaje que a principios de 1800 era un servicio público municipal gratuito para los vecinos -recuerdan- . Algunos lloraremos su desaparición, pero de las instituciones no queremos ahora lágrimas de cocodrilo». Hace treinta años, también hubo un cierre por la «situación insostenible», pero en aquella ocasión la plantilla tenía decenas de trabajadores. «Si no se sostiene con tres, es inviable», observan.
¿Se podría haber hecho más para evitar su desaparición? Desde el ayuntamiento de Erandio, ha respondido el concejal de Turismo, Jorge González, que asegura que le da «mucha pena que Óscar tenga que cerrar». Hasta ahora, que ha sido efectivo, no se terminaba de creer porque «no era la primera vez que lo escuchábamos». «Erandio pierde un activo importante del pueblo -reflexiona-. Pero el presupuesto desde el área es el que es. Ahora nos replantearemos las visitas turísticas y sustituirlas por otra idea«.
El Consistorio de Barakaldo, por su parte, ha afirmado que «es una mala noticia, sin duda, porque se pierde un servicio simbólico y empleo. En los últimos años, desde el Ayuntamiento de Barakaldo le hemos mostrado nuestro apoyo señalizando el camino hasta el embarcadero para que fuese más visible, con un espacio en la web visit Barakaldo para darlo a conocer; y realizando con ellos las actividades educativas de Ezagutu Barakaldo con los colegios, visitas por la ría…». Y sostiene que «siempre recordaremos el bote que nos ha conectado con Erandio durante tantos años, y que tuvo un papel fundamental para conectar ambas márgenes de la ría».
Ahora se espera que en tres años un puente móvil una Barakaldo y Erandio, que permitirá a peatones y ciclistas trasladarse de una orilla a otra. Las obras dominan el paisaje del muelle, donde hoy apagaba los motores el histórico gasolino para convertirse en un recuerdo.
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