Getxo lanza una ofensiva para incrementar en dos años un 20% la basura que recicla

Detrás del acuerdo, hay una realidad: la Unión Europea obligará a todos los municipios a reciclar en origen la mitad de los residuos que originan sus vecinos en 2022. No tener presente este horizonte podría imponer sanciones. Pero sobretodo, un gran perjuicio ecológico y económico. No hay que olvidar que cuantas más toneladas se reciclen, más barata le sale al Ayuntamiento la factura de tratar la basura.

Para llegar al 50% de reciclaje en origen, la estrategia será disparar el volumen de reutilización de residuos orgánicos, los que deben ir a parar a los contenedores marrones. La medida más importante será realizar un estudio del coste de los servicios, para el que se destinarán 18.150 euros, con el fin de readecuar la tasa de basuras atendiendo a la tipología y al coste real del servicio en función de las características de los barrios y de las viviendas. Por ejemplo, se tendrán en cuenta los servicios que reciben y la implicación del vecindario en el reciclaje. Después, se modificará la ordenanza fiscal y la de recogida de basura en un plazo máximo de seis meses. El objetivo es premiar a los vecinos más concienciados con bonificaciones u otros incentivos.

Además, se realizará una campaña de concienciación que promueva el uso del contenedor marrón entre los vecinos, valorada en 175.000 euros. Igualmente, se atenderá a la petición popular de modificar los contenedores para no abrir la tapa con la mano. En 2019, colocarán «bocas» en los contenedores de las fracciones de envases, papel-cartón y la de resto. Son 'agujeros' destinados a acabar con las quejas vecinales de lo antihigiénico que resulta abrir la tapa con las manos. En este apartado invertirán 175.000 euros.

«Vamos a por lo orgánico a tope porque si no, no hay posibilidad de llegar al 50% del reciclaje. Porque Getxo consigue las mejores cifras en reciclado de vidrio, papel y cartón», se congratuló el responsable de Medio Ambiente getxotarra, el portavoz socialista Txefo Landa. Para el alcalde, Imanol Landa, «este acuerdo supone un nuevo impulso a los compromisos adquiridos con EH Bildu en 2012 y que nos va a permitir avanzar en una materia fundamental para la gestión municipal», resaltó. Nerea Guijarrubia, portavoz de la coalición abertzale, se lamentó del «retraso» de Getxo en la materia pero explicó que «este pacto nos ayudará a dar pasos adelante en la política de cero residuos. Y demuestra que la oposición puede hacer propuestas posibles y constructivas».

Una de las claves para conseguir reutilizar la mitad de los residuos que Getxo genera consistirá en poner en marcha una planta transfer en la propia localidad. Así se llama a una procesadora que convierte en compost o abono la basura doméstica orgánica, la que se genera principalmente en la cocina. Como la Diputación es la institución competente, los tres partidos firmantes del pacto han acordado que en un plazo de seis meses se negocie con el organismo foral disponer de unas instalaciones así . Si no, los propios firmantes tendrán que dar con la solución a nivel local e impulsarán una planta municipal, que es un antigua reivindicación. Así, se crearán puestos de trabajo en el municipio. La planta transfer es una antigua reivindicación.

En realidad, es incluso una exigencia contemplada en los pliegos de condiciones del millonario contrato de basuras. Su implantación se ha retrasado varios años. Incluso se prometió a los dueños de la única vivienda que hay cerca del antiguo vertedero que se haría una mejora que aún sigue hoy en aire.

El Ayuntamiento planteará ubicarla en el «complejo medioambiental municipal». Pero con el acuerdo se ha dado un paso más en esa economía circular que trata de aprovechar las basuras generadas.

El compost generado por el aprovechamiento de la fracción orgánica se utilizará en su mayoría en el propio municipio. El propio alcalde admitió que se usaría para los servicios de jardinería municipales y que plantea su ámbito de acción «para toda Uribe Kosta». Si el organismo foral no se compromete en un plazo de seis meses, entonces «los tres grupos acordarán en otro plazo máximo de medio año las condiciones idóneas para su implementación como planta municipal iniciando la tramitación necesaria.