Getxo elaborará un mapa para controlar las colonias felinas

La institución local quiere tener todo registrado, porque aunque no hay «incidencias importantes», sí que aseguran que algunas cuidadoras han comunicado la existencia de personas que no están registradas pero que, de igual forma, dan de comer a los animales. Las voluntarias revelan más problemas porque lamentan que «en muchas comunidades les ven como un foco de problemas y nos impiden entrar y darles de comer», lamentan.

Mercedes Campo es una de ellas. «La gente es reacia, nos insultan, yo incluso he tenido amenazas», revela. Ella, como el resto, pide más «apoyo» al Consistorio. «Necesitamos desparasitarlos y llevarlos a algún sitio cuando están mal», comenta. Y a esto se suma el desembolso económico que soportan. «En el último gato que he conseguido salvar me he gastado ya más de 900 euros», comenta.

El Consistorio getxotarra ha destinado este año 87.000 euros al contrato por el que se controlan los felinos y se retiran animales perdidos y abandonados de la localidad. Supone 5.000 euros más que el ejercicio pasado.

Identificaciones

Según relató en comisión el concejal responsable del servicio, Iñigo Urkitza, a preguntas de Elkarrekin Podemos –que censura que la ordenanza es «obsoleta»–, «los alimentadores son todas mujeres, había un hombre pero se ha dado de baja. Cuentan con un carnet para estar identificadas, también de cara a que la Policía sepa que pueden alimentarlos por si hay alguna denuncia», comentó. El Consistorio facilita las identificaciones a nivel individual. «Nosotros somos los que controlamos y los agentes tienen los datos, incluso las voluntarias cuentan con dos jaulas para capturar a los animales. Si deciden hacerlo nos coordinamos con ellas para que luego se vuelva a poner en el mismo sitio», añadió Urkitza.

Desde la institución local también se gestionan los avisos vecinales. Una vez que se advierte de la existencia de los felinos se contacta con Quincocan para que acuda al lugar, coloque jaulas y capture a los animales para esterilizarles. Luego se les devuelve a la calle.