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Bernar impulsó la entidad con el «deseo de acercar a las personas las necesidades reales del mundo». Después de más de 30 años, ha operado en países como Perú, Bolivia, Filipinas o Kenia, entre otros.
– Acaban de ser premiados por la Fundación bilbaína Antonio ... Menchaca por su labor solidaria.
– Ha sido una sorpresa. Cualquier galardón te ayuda a echar la mirada atrás y preguntarte el por qué lo has recibido. Decir que la Fundación Menchaca, una entidad con compromiso, se ha fijado en nuestro trabajo y lo quiere poner en valor, es toda una alegría.
– ¿Qué le motivó a impulsar la ONG Zabalketa en 1991?
– Durante años trabajé en La Rioja en temas relacionados con el desarrollo rural y me di cuenta lo diferente que era eso de mi vida. Soy de Las Arenas y estudié en Gaztelueta, una vida sin mayores dificultades. La experiencia me ayudó a entender que vivimos en una burbuja que consideramos que es normal y natural, pero cuando volví a Getxo decidí hacer algo al respecto, así que me junté con varios amigos para abrir una ventana que permitiera a la gente acercarse a las necesidades y problemas del resto.
– ¿Cómo fue la evolución?
– Hemos necesitado mucho aprendizaje. Cuando arrancamos no sabíamos nada. Lo que teníamos eran buenas intenciones. Eso fue, de hecho, lo que nos llevó al terreno. En los diversos países vimos las dificultades reales de las personas y entendimos que había que articular una mirada profesional sobre los problemas. Era urgente operar con agentes locales y sobre todo, dar respuesta a las necesidades sentidas de la población. Nuestra misión siempre ha sido estar al lado de los que menos tenían.
– ¿En cuántos países operan?
– En seis, pero con perfiles y necesidades muy diferentes: Perú, Bolivia, Colombia, Filipinas, Nigeria y Kenia. Y todo gestionado desde Getxo. Nos especializamos en dar respuesta en lo que desde el terreno nos piden. Los escenarios siempre son diversos y sólo si eres capaz de estar en el sitio, con los ojos bien abiertos y padecer con la gente sus problemas y sentirte afectado por ellos, podrás hacer una lectura del contexto concreto y aportar soluciones reales.
– Uno de sus objetivos es acercar los problemas del tercer mundo a Euskadi.
– Y lo hacemos a través de programas de educación y sensibilización. Nos dirigimos sobre todo a los grados superiores, la formación profesional o universidad. Les presentamos un caso real que ellos desconocen y buscamos similitudes entre las dificultades de allí y las de aquí. Buscamos generar en ellos no sólo empatía, sino un conocimiento más profundo de la realidad del mundo.
– ¿Qué problemas pueden ser similares?
– Hay muchos, la verdad. A veces nos llenamos la boca al hablar de diálogo cuando en una misma comunidad de vecinos nos es imposible ponernos de acuerdo para instalar un ascensor cuando una señora con discapacidad que vive en el tercero lo necesita. Cuando te das cuenta de que hay que ir más allá, aprender a ceder y a entender el bien común sobre el particular, es cuando puedes llegar a comprender escenarios más difíciles de otras comunidades.
– ¿Por qué es tan importante incidir en la educación?
– Es esencial porque es la base de casi todas las oportunidades posteriores. No sólo hablamos de la formal, sino el entender tu relación con el ecosistema en el que vives o comprender la vulnerabilidad del territorio para conseguir vivir en armonía. Más allá de los proyectos que hacemos en otros países, aquí les mostramos lo que ocurre más allá de las fronteras para intentar buscar soluciones. También contamos con varios proyectos de acción social.
– ¿Cuáles?
– Tenemos un programa que se llama SolidariUP en los que ponemos en contacto a agentes no tradicionales, dando protagonismo a la sociedad civil del municipio. Contamos con una amplia red de unos 200 comercios vinculados entre sí en los que la clientela del pueblo puede a través de pequeños gestos implicarse en la solución de problemas de gente que no conoce. Por ejemplo, dejar en un bar dos cafés pagados en vez de uno, para que alguien que no pueda pagarlo se lo tome. Las personas somos por lo general buenas y si nos dan la oportunidad de colaborar en la solución de los problemas de alguien, nuestra tendencia es intentar hacerlo.
– ¿Es Getxo un municipio solidario?
– Sí, pero no es el que más. Getxo es una localidad particular, con una renta per cápita muy alta y con la tendencia de vivir en nuestro ambiente de barrio.En ocasiones es difícil percibir que existe en este pueblo también una periferia social que no tiene acceso a muchos servicios y necesidades. Es complicado porque salvo la anécdota de ver a un vagabundo, puedes no llegar a ver dónde están los problemas. Eso sí, una vez que se visibiliza, la sociedad se activa con generosidad.
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