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A pesar de que las actuaciones realizadas en el río Gobela por la Agencia Vasca del Agua han permitido reducir al máximo la posibilidad de inundación en la zona baja de Algorta, el riesgo cero no ha desaparecido. Con el cambio climático dejando episodios de trombas que, en cuestión de minutos arrasan con todo lo que pillan a su paso, el Ayuntamiento de Getxo blindará el cauce del Gobela. No quiere que en el futuro tenga lugar una desgracia ni tampoco que se vuelvan a repetir las crecidas que hace 16 años provocaron pérdidas millonarias.
Para evitar estas situaciones, el Consistorio construirá un gran parque de 12.000 metros cuadrados, más que el campo de San Mamés. Actuará como un gran «colchón» y en caso de que se registre un nuevo episodio catastrófico, ayudará al «correcto comportamiento hidráulico». Mientras no haya avenidas de agua, el futuro espacio natural servirá como pulmón verde para los vecinos de la zona, tanto los residentes en el polígono rojo como en el resto de espacios aguas arriba, en la zona de Aldapa.
El futuro Plan General de Ordenación Urbana contempla también actuar sobre los puentes de la Avenida Salsidu y la calle Zubilletas. Esta intervención, unida a la que realizó anteriormente la Agencia Vasca del Agua, permitirá que la zona se convierta en «no inundable», explican desde el Consistorio getxotarra.
Con esta importante obra, el Ayuntamiento quiere asegurar una zona que se transformará durante los próximos años. Sin posibilidad de edificar en el centro del municipio, Getxo crecerá hacia los barrios más periféricos. Junto al río Gobela, el Consistorio actuará en 60.000 metros cuadrados de suelo urbano con un «desarrollo sostenible», apuntan.
Por un lado, dará seguridad a las 357 viviendas nuevas que se construirán en la próxima década. El 46% será de protección social y calificadas de alquiler. «Es una propuesta crucial e innovadora que, de manera coordinada con el resto de administraciones, tiene por objeto satisfacer el derecho a la vivienda y garantizar la sostenibilidad económica», afirman.
Por el otro, buscará mitigar el riesgo en los bloques más cercanos al cauce. Los vecinos de los números impartes, del 39 al 57, continuarán en el lugar al no aceptar la propuesta municipal, que pasaba por derribar sus viviendas y ser realojados en la zona de Zubilleta. La gran mayoría habían realizado obras de accesibilidad y tras el desembolso, no querían dejar sus casas por una VPO, aunque en 20 años fuesen libres.
La aprobación provisional el pasado mes de julio del PGOU incorporó las modificaciones para incluir las alegaciones vecinales y quedar como en el planeamiento de 2001. En ese documento se perfilaba la actuación que ahora se llevará a cabo, pero no estaba definido de forma correcta por lo que no se pudo ejecutar el desarrollo del barrio.
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