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La futura regeneración y el reverdecimiento de la zona de Tartanga, situada en el barrio erandiotarra de Altzaga, se consolidan tras la firma del convenio urbanístico entre el Ayuntamiento y la Fundación Jado. El acuerdo permitirá al municipio adquirir la totalidad de los terrenos de la entidad educativa, donde se prevé la creación de espacios libres, zonas verdes y deportivas.
El primer paso después de la firma será descontaminar el suelo y habilitar un área verde para la ciudadanía, situada junto al paseo peatonal y la línea de metro. El proyecto se llevará a cabo de forma escalonada, comenzando con la cesión de unos 3.500 metros cuadrados de la parcela. Además de la intervención medioambiental, el área se dotará de equipamiento deportivo, y los vecinos podrán participar en la decisión. Más adelante se habilitará un proceso participativo para recabar la opinión ciudadana sobre las instalaciones más necesarias y demandadas. Se contempla un skatepark o incluso piscinas descubiertas.
Fuentes municipales explican que este pacto se ha logrado «sin imposiciones de ningún tipo, vía expropiación, sino fruto de la negociación entre ambas partes». Sin embargo, la oposición, EH Bildu, cuestiona esta decisión. Considera «innecesaria la compraventa de los suelos por un millón de euros».
La coalición abertzale critica que, en lugar de haber optado por retomar un expediente de expropiación ya abierto, el Ejecutivo local haya decidido pagar una suma considerable para regularizar la ocupación de la zona que ejerció sin autorización en el pasado. «Si hubiéramos tenido un Plan General de Gobernación Urbana, podríamos haber obtenido estos terrenos de forma gratuita a través de la cesión obligatoria», señalan desde EH Bildu, quienes consideran que el acuerdo beneficia principalmente a la Fundación.
Cabe aclarar que el convenio pretende que la entidad educativa continúe percibiendo el alquiler de los pabellones que explota en régimen de arrendamiento, un aspecto que el Consistorio considera adecuado para «asegurar una de las principales fuentes de financiación de la entidad y, al mismo tiempo, mantener la actividad económica en la zona».
Sin embargo, portavoces de EH Bildu refutan que, al permanecer el usufructo de los terrenos hasta 2029 en manos de la Fundación, la localidad no podrá disponer plenamente de su propiedad, «lo que retrasará los beneficios para el municipio».
Además, en el marco de este convenio se prevé la modificación de las Normas Subsidiarias para permitir el cambio de uso del suelo donde actualmente se encuentran las instalaciones educativas de Jado, teniendo en cuenta el próximo traslado de toda la actividad docente del centro urbano a las instalaciones de Tartanga. Esta modificación facilitará la implantación de una residencia de mayores o un centro asistencial de día en la zona entre las calles San Ignacio, Geltoki y Jado.
Este espacio, altamente demandado por los residentes del barrio, podría también quedar en manos del patronato para su explotación, «limitando el control municipal sobre el uso de un bien público», señalan. Por su parte, el Gobierno local defiende el acuerdo como una oportunidad para mejorar el entorno urbano, crear nuevas instalaciones públicas y ofrecer servicios para los erandiotarras.
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