El 'efecto Navidad' condena a Sondika y Zamudio al confinamiento perimetral

El semáforo anunciaba medidas drásticas entre aquellas localidades con una incidencia superior a 500 casos por cada 100.000 habitantes: confinamiento perimetral y cierre de la hostelería. Pues bien, Sondika alcanzó ayer una tasa de 705 tras conocer cuatro nuevos contagiados. La cifra es aún más crítica en Zamudio, también 'cerrado' al tener una incidencia de 1.961 sobre 100.000. La última gota de un vaso que ya avisaba de que estaba a punto de derramarse.

Y se derramó. «Es un paso atrás. Llevábamos días complicados, la evolución reflejaba la misma tónica –el goteo no cesaba– y el fin de semana alertamos a los vecinos al ver que se estaba complicando el tema. Veíamos que era más que probable lo que acaba de terminar pasando», lamentaba ayer Xabier Zubiaur, alcalde de Sondika, tras conocer la drástica medida. «Teníamos esperanzas de mejorar, pero el número de positivos es importante. La gente se ha retrotraído, pero en tres días no cambia el escenario. Ahora lo principal es la salud», añadía, preocupado por la situación del municipio.

¿Pero por qué si Sondika tiene menos de 5.000 habitantes? Concretamente 4.500, pero Osakidetza también estudia estos casos; la incidencia y el número de positivos cada día. «Tarde o temprano iba a acabar pasando esto. La Navidad estaba claro que nos iba a pasar factura. Y encima en un municipio tan pequeño como éste los casos golpean más fuerte», opinaba Javier López, vecino de Sondika, que paseaba por una localidad casi desértica. «Nuestro día a día queda tocado. No podemos salir ni al municipio colindante. Algunas compras se hacían fuera», apuntaba.

Ayer todos miraban hacia atrás en el calendario, como queriendo borrar el final de año que ha podido propiciar este escenario. Porque, lo cierto es que desde entonces los casos se han disparado. «Al final es lo que dice Salud. Las Navidades se están notando ahora. Es cierto que la gran mayoría ha respetado las medidas, pero algunos parece que no va con ellos la cosa», criticaba el regidor. El foco se centra en el día 5, al detectarse los primeros casos del año, seis contagiados. «La mayoría era del entorno familiar, pero los últimos episodios ya son dispersados», explica Zubiaur, quien confirma que no hay fallecidos.

Este escenario lleva a muchos a preguntarse «¿por qué no se ha hecho antes?», como cuestionaban Pedro Gómez y Gorka Martín. El confinamiento estaba ayer en boca de todos, también entre ellos. «No se puede estar todo el rato abriendo y cerrando, sobre todo por los hosteleros», opinaban. Estos bajan desde hoy la persiana. Son el sector más afectado por las medidas. «Sentimos una rabia tremenda, es injusto. Se están cebando con nosotros. No nos pueden cerrar de un día para otro, perdemos todo el género que teníamos», criticaba Iker Madariaga, del bar Tindaya.

Apenas han pasado unas semanas desde que volvieron a subir la persiana y ahora ven de nuevo cortada la actividad. «Nos vamos a la ruina. Como esto se alargue más de dos semanas voy a tener que empezar a reajustar plantilla», advertía Rosi Díaz, del bar Miren y Juantxu. Ante esta situación el alcalde anunció que se agilizará el reparto de las ayudas municipales previstas para el sector.