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Jon Ander Goitia
Miércoles, 14 de abril 2021, 21:36
Las máquinas se metieron el martes en faena. Y durante los próximos días continuarán con el tajo para preparar el terreno sobre el que se edificarán las 40 viviendas protegidas proyectadas en Aranaberri, en Berango. Una actuación que ha levantado ampollas. Dar este paso dependía ... primero de despejar esta parcela natural, donde había varios robles con más de sesenta años y también arces. Con el cambio de imagen ya consumado, los vecinos y las plataformas ecologistas denuncian la «desprotección del medio ambiente».
Hacen alusión a este último capítulo, aunque en esa carpeta incluyen el resto de proyectos urbanísticos que se van a llevar a cabo en el municipio. Hace una década, el Ayuntamiento sacó adelante el Plan General de Ordenación Urbana, en el que contemplaba incluir a su parque mobiliario actual, 2.658 viviendas existentes, otras 2.321 nuevas, de las cuales 1.184 serían de VPO. Un desarrollo centrado en parte en Otxabene, Otxandategi, Etxebarri, Mastigane y Arana. En este último caso, dos bloques de veinte viviendas cada uno sobre una zona boscosa.
Esta semana se ha empezado a avanzar sobre el terreno, no sin polémica. «Tendrían que haber defendido este bosque en potencia. Era un desahogo visual y paisajístico. No han sabido gestionarlo bien, los podrían haber replantado más arriba, sería un mal menor, pero han optado por cortar por lo sano», reprochan desde la plataforma Berango Lurraren Defentsan, que ayer acudieron al lugar para recabar datos de los robles talados, «una decena», con un porte superior a los 15 metros en algunos casos.
Desde el Ayuntamiento responden a las acusaciones rebajando la cifra a siete y que «se ha defendido a la mayoría del robredal que sigue ahí, no se ha destruido», aclara la alcaldesa, Anabel Landa. «Era una actuación recogida en el proyecto de urbanización que pasó sus trámites. Tirar árboles no gusta a nadie, pero después se van a plantar nuevos en la zona. No había garantías de poder trasladarlos», razona la regidora, quien avala el proyecto que recoge viviendas para jóvenes.
Los argumentos siguen sin convencer a la otra parte de la mesa. No entienden por qué se han protegido los árboles de la zona alta de la ladera y en este caso no. «Que los de arriba fueran catalogados como de mejora ambiental es indicativo de la necesidad de recuperar el ecosistema de la zona. A ojos del humano, las dos zonas son lo mismo, son una unidad». Y advierten del peligro de «perder más zona verde» para luchar contra el cambio climático.
Los vecinos observaron –incluso lo grabaron– con «pena y tristeza» el momento en el que las máquinas se abrían paso por este pequeño bosque. «Te provoca una sensación de frustración y malestar. Estuvieron todo el día trabajando, incluso arrancaron el tocón», comentaba Roberto Fernández, vecino del bloque de enfrente. «Era una zona preciosa. Un vecino lloró al ver esto», recuerda.
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