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Josu fue una de las primeras personas que se percató de que un grupo de jóvenes inmigrantes se había instalado en una especie de campa en el barrio de Artaza, en Leioa. Este vecino había empezado a plantar verduras y frutas no muy lejos de ... allí cuando una mañana, hace unas pocas semanas, observó a unos chicos saliendo de una especie de caseta que hay en las inmediaciones. Se sorprendió porque esa barraca era propiedad de un vecino, ya fallecido, que guardaba allí sus aperos de labranza. Se detuvo a observar un poco más y se percató de que los jóvenes estaban viviendo allí. Había botellas y restos de comida en las inmediaciones. También habían colocado unas tablas en el exterior de la caseta y se dio cuenta de que habían puesto un candado en la pequeña puerta metálica que daba acceso a la parcela.
Josu fue uno de los primeros vecinos en percatarse del asentamiento. Pero la noticia no tardó en extenderse entre muchos residentes de una zona en la que abundan los chalets unifamiliares. Ayer, agentes de la Policía local de Leioa identificaron a varias personas que estaban en la caseta. El Ayuntamiento, según fuentes municipales, tiene constancia de que hay tres jóvenes durmiendo «en un terreno particular». Pero los vecinos apuntan que hay días en los que han visto a «bastantes más».
El de Leioa es el último de los asentamientos irregulares de inmigrantes que se están extendido por diversas localidades vizcaínas en el último año. Se trata de espacios sin luz eléctrica y sin agua corriente. Los niveles de higiene y salubridad de muchos de estos emplazamientos brillan por su ausencia. Pero aún así cada vez hay más campamentos de estas características.
Uno de los primeros que se detectó fue en las laderas de Artxanda, en Bilbao. Los vecinos denunciaron a principios de año el aumento de robos en la zona después de que apareciesen las tiendas de campaña que y los colchones que se escondían entre los árboles entre «pésimas condiciones higiénicas». Aquel primer asentamiento fue desmantelado, pero semanas después volvieron a aparecer otras cabañas en las inmediaciones, que siguen ahí.
El de Artxanda fue el primer asentamiento que salió a la luz. Más tarde, el pasado julio se conoció que había decenas de jóvenes viviendo en los bosques que rodean Berango y Getxo. Algunos acababan de llegar a Bizkaia, pero otros llevaban meses instalados allí. Algunos vecinos que viven en la zona habían denunciado robos en sus viviendas. «Estamos ante una situación delicada que se hará más común en los próximos años», advirtieron desde la Mancomunidad de Uribe Kosta, antes de pedir ayuda a otras instituciones porque reconocieron que no pueden hacer frente solos a una situación así.
Aunque de dimensiones mucho más reducidas, el campamento de Leioa se ha levantado apenas dos meses después de estas palabras. Desde el Consistorio insisten en que se trata de un terreno «particular» y que no les «consta» que las personas que están en la caseta hayan estado previamente en otros municipios. Lo que sí saben -apuntan los mismos medios- es que estas personas se encuentran aquí «de manera irregular». En este sentido, aseguran que también se ha avisado de la situación «a los responsables» de la Policía Nacional «para la incoación de expedientes» en base a «ley de Extranjería». Además, también han «instado» al propietario del terreno a «cumplir con la normativa» e interponer una «denuncia» ya que esta parcela no tiene «cédula de habitabilidad». También aseguran que los servicios sociales municipales están «en contacto» con estas personas. «Desde el Ayuntamiento se ha hecho lo que corresponde», afirman.
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