Las concentraciones moteras vuelven a las carreteras vizcaínas

A ello contribuyó el buen tiempo. «Estos encuentros dependen muchísimo de que haga bueno», remarcó el presidente del club organizador, Joseba Arberas, mientras afianzaba una bandera en solidaridad con Ucrania en la txosna instalada junto al Ayuntamiento. Allí fueron concentrándose desde primera hora los aficionados, antes de iniciar una ruta en grupo que incluyó Unbe, Butrón y Bakio. Una paellada, una exhibición y un concierto de la banda tributo a AC/DC Debares, fueron otras de las iniciativas propuestas.

La cita de ayer supuso el regreso de estas concentraciones al calendario de los aficionados vizcaínos a las dos ruedas. Antes del covid, Joseba Apezetxea, de Zamudio, solía ir a una docena al año. Sin este tipo de reuniones, durante la pandemia aprovechó para cumplir con una escapada que tenía pensada desde hacía tiempo: la Transpirenaica, con 1.800 kilómetros a lomos de su moto por los paisajes de Aragón y Francia, repartidos en seis jornadas. «Me gusta viajar solo. Tú decides por dónde vas y qué haces, para lo bueno y para lo malo», reconoció.

Quien nunca viaja sólo es Juan Jesús Artetxe, 'Triki', que lleva siempre detrás, en su transportín, a la pequeña perrita 'Duna'. «Como le da el aire no se marea. Le encanta ir ahí», señaló el motero, mientras el animal correteaba feliz a su lado.

Ayer se vieron vehículos llamativos, como una antigua motocicleta con dos asientos delante del manillar de mediados del pasado siglo. «La tenían en el escaparate de una tienda, pero antiguamente se usaba para llevar a los turistas por el parque del Retiro», explicó Abelino Goikoetxea, del propio club Txori Biker.

También hubo fieles a una marca, como el baracaldés José Daniel Fernández, 'Buey', el basauritarra Miguel Ángel y el vecino de Etxebarri Isaías Salgado, que forman parte del club de propietarios de las Kawasaki Vulcan, con 18 miembros en Bizkaia y 392 en todo el país. «Lo que nos gusta, entre otras cosas, es su dureza», detalló Salgado, junto a su modelo de 1.700 cc, con la cabeza de un águila en el guardabarros. «Lleva 100.000 kilómetros sólo con cambios de aceite y ruedas», destacó.

Aunque las motocicletas fueron las protagonistas, ayer por primera vez se les sumó una exhibición de coches americanos con modelos tan llamativos como un Ford Thunderbird del 66 o un Plymouth del 78. «Era de la embajada estadounidense en Madrid», explicó su propietario, Eduardo Sauto, de Euskadiko American Cars.